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sábado, 5 de diciembre de 2015

Descubren otro edificio en el Templo Mayor; data de 1454


Descubren un muro de más de 4 metros de largo con restos de pintura prehispánica en color rojo, azul y negro, el cual pertenece a un edificio —no descrito hasta el momento en la literatura arqueológica– ubicado en lo que será el nuevo vestíbulo de acceso a la zona de Templo Mayor. A este reciente hallazgo se suman otros dos: una fosa con 12 esculturas monumentales y restos de un árbol sagrado, así como 24 losas con grabados relacionados a la guerra.

“El muro descubierto mide 4 metros y medio de largo. En el lado de las imágenes no alcanza una altura mayor de metro y medio, pero al norte iba ganando altura. Desafortunadamente no pudimos ver más del edificio porque lo encontramos justo cuando estaban terminando el acceso al nuevo vestíbulo y ya no pudimos ampliar la excavación”, comenta el arqueólogo Alan Barrera Huerta.

A pesar de ello, en la parte posterior entre el vestíbulo y la zona, localizaron otro muro sin policromía que al parecer sería la parte posterior de dicho edificio que data de 1454 a 1469. “Tenemos las dos dimensiones de este edificio, pero no tenemos con qué compararlo, no tenemos registro de su símil o edificio espejo como sucede con los otras edificaciones de la zona”.

En este caso, asegura, su espejo, en teoría, estaría bajo lo que es la Casa del Marqués del Apartado, donde el Consejo de Arqueología tiene su sede; “ahí se han hecho sondeos pero no sabemos cómo está la distribución de los edificios allá abajo”.

El muro policromado fue manufacturado con piedras de tezontle, dirección norte a sur y los restos se encontraron a 26.5 metros de la estructura principal de la zona de Templo Mayor. “El muro cuenta con un acceso escalonado, conserva pequeñas áreas de policromía, lo cual suponía que el acceso estuvo enmarcado en franjas rojo y azul, hoy apenas perceptibles”.

Barrera Huerta indica que el estado de alteración de la pintura no hizo posible detallar los diseños pictóricos representados y que sólo pudieron descifrar la disposición de una franja roja en sentido horizontal a lo largo de todo el muro, desde la cual aparece una serie de línea punteadas en negro.

Sin embargo, este muro fue clausurado o enterrado, aunque en 2012 se tenía la propuesta de colocar una venta arqueológica, ya que en opinión de los especialistas, no podrían asegurar su conservación si se mantenía descubierto, debido a la humedad, cambios de temperatura y hundimiento del suelo.

—¿Se pondrá una placa que indique que ahí hay un edificio?

—No creo porque está justo en la entrada y si fuera ventana estaría muy expuesta. Dentro de la museografía se mostrarán las piezas que se encontraron en las excavaciones y algún plano o reconstrucción del muro.

El arqueólogo detalla que encontraron una escultura de 50 centímetros aproximadamente, de un individuo masculino decapitado, sentado y porta un maxtlatl. También registraron banquetas y unos muros estucados.

—¿Cuál fue el uso del edificio?

—No podemos asegurar nada porque está en un punto donde no ha habido excavaciones a profundidad. Ésta fue una oportunidad importante.

FOSA Y LOSAS. Otro hallazgo en la zona es una fosa cavada en algún momento entre los años 1486 y 1519 (durante el reinado de Ahuízotl), donde yacían fragmentos de 12 esculturas monumentales y las primeras hipótesis plantean que formaron parte de una ceremonia de clausura. Ésta se ubica frente al Templo Mayor y forma parte de la Plaza Oeste que servía como centro de convivencia de todos los sectores de la ciudad mexica.

La fosa, detalló el arqueólogo Ángel González López, mide 12.2 por 7.7 metros de este a oeste y más de dos metros de profundidad. “El hueco prácticamente está a mitad de la plaza, no se encontraron materiales modernos ni coloniales, lo que hace suponer que fueron los mismos mexicas los que realizaron la intrusión, tiene una forma cónica y los restos de un árbol parece ser el fondo de la oquedad”.

Los estudios indican que el objetivo principal era el árbol, identificado como encino y actualmente en proceso de conservación. “Encontramos el tronco, mide 1.20 metros, un fragmento está in situ y otro fragmento está en el museo”.

Sobre los fragmentos de las esculturas monumentales que están en las bodegas de Templo Mayor, sobresalen un fragmento de la pierna izquierda de una deidad de la tierra posiblemente Tlaltecuhtli con pintura roja y ocre, una cabeza de serpiente con lengua bífida y dos clavos arquitectónicos con puntas que representan cráneos humanos.

“Sólo encontramos partes de las esculturas, porque son los mismos mexicas cuando remodelaban el Templo Mayor o sus edificios aledaños, quienes sacaban las efigies de sus contextos originales, las rompían en un ritual de clausura, en una ceremonia especial porque las están matando ritualmente y las depositaban (en lugares específicos)”.

Por último, Lorena Vázquez, señaló el nuevo acceso a la zona dejará visible 26 losas con bajorrelieves, de las cuales 16 hacen alusión a la guerra y el resto son representaciones de serpientes, pertenecientes al Coaxalpan, un camino que conducía al Templo Mayor.

(FUENTE: zocalo.com.mx)

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