En estas fechas tan señaladas las personas nos dividimos en tres grupos. El primero de ellos sería aquel que disfruta decorando el árbol, el Belén o dándonos sustos todo el día con el dichoso matasuegras. El segundo, algo más cenizo, es el que corresponde al carácter de Ebenezer Scrooge: los que no sacan el espíritu navideño ni aunque les toque la lotería. En el tercero están los cuñados del mundo, que ya empiezan a organizar sus conocimientos para no perder su particular protagonismo en la cena de Navidad.
Según un nuevo estudio publicado esta semana en la edición navideña del British Medical Journal, el espíritu navideño se tiene o no se tiene. Vamos, que viene de serie. Según explican los médicos del Hospital Rigshospitalet, su investigación ha logrado concretar qué zona del cerebro es la responsable de nuestra actitud ante la Navidad.
Los autores del estudio estudio explican que "millones de personas son propensas a mostrar deficiencias en el espíritu de la Navidad", una actitud a la que han bautizado como el "síndrome de embaucamiento del bah". Seguro que en tu familia tienes alguno que responde a este perfil. Es el típico tío, primo, hermano o sobrino que, al llegar a mediados de diciembre, empieza a hacerse el esquivo o reserva un vuelo a Honolulu para poner pies en polvorosa. Por ello, "localizar el espíritu de la Navidad es un primer paso fundamental para ser capaz de ayudar a este grupo de pacientes". Además, esta investigación ayuda a los científicos a "comprender la función del cerebro en las tradiciones culturales festivas".
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores utilizaron imágenes de resonancia magnética funcional con el fin de medir los cambios en la oxigenación de la sangre, así como el flujo producido en respuesta a la actividad neuronal. Contaron con un total de 20 personas que se dividieron en dos grupos. Uno de ellos era defensor de la Navidad. El otro lo formaban personas que habían caído en el "síndrome de embaucamiento del bah". Después, se realizó un escáner a cada uno de ellos mientras visualizaban 84 imágenes navideñas.
Con estos datos y otros que los voluntarios habían facilitado previamente en un cuestionario, los investigadores llegaron a la conclusión de que el grupo navideño tenía asociaciones positivas hacia esas fechas, mientras que la actitud de los del grupo de Scrooge mostraban una absoluta neutralidad. Fue entonces cuando analizaron las diferencias en los mapas de activación cerebral de cada uno de los grupos. Un total de cinco zonas se "iluminaron" como un árbol de Navidad en el grupo de los defensores navideños: el motor izquierdo primario, la corteza premotora, el lóbulo parietal derecho superior e inferior y la corteza somatosensorial primaria bilateral. Todas estas áreas cerebrales están relacionadas con los sentidos somáticos, el reconocimiento de emociones faciales, la empatía y la espiritualidad.
(FUENTE: quo.es)
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