Como dice un refrán popular: "A grandes males, grandes remedios". Quién sabe, quizás la Bruja Lola, Rappel o Aramis Fuster tengan la solución al mal político endémico que asola a este país. Bromas aparte, hablamos de una situación real, una que se produjo en 1940, en el contexto de la batalla de Inglaterra.
Pocas semanas después de que el ejército británico salvase por los pelos a su ejército en Dunkerque, Reino Unido se preparó para la amenaza de una invasión alemana. En la costa sur del país, donde el mar hacía más probable la aparición de hordas de nazis, los pueblos y las ciudades de la región se abastecieron de sacos de arena, barricadas y alambres de púas para defenderse del posible ataque.
Una misteriosa reunión en un bosque
Los británicos no tardaron mucho en escuchar el zumbido de los aviones enemigos, una amenaza que fue neutralizada por valientes aviadores que evitaron que el Führer se saliese con la suya.
Pero lo que muy pocos saben es que el 31 de julio de 1940, un nutrido grupo de hechiceros, magos y brujas hicieron todo lo que estaba en su mano para defender a su país. Acordaron una quedada capitaneados por Gerald Gardner, líder espiritual de la Hermandad Masónica de Crotonia y fundador de la Wicca, que les citó en un antiguo bosque cerca de Highcliffe para hacer conjuros y hechizos en la madrugada del 1 de agosto. Curiosamente era la víspera de Lammas, una festividad pagana tradicional de la cosecha (de origen celta) que se celebra dicho día en países anglosajones y en determinadas religiones neopaganas.
El lugar elegido fue la emblemática Piedra de Rufo, donde los hechiceros iniciaron sus conjuros para tratar de detener a los nazis y evitar que invadiesen Inglaterra. Para tal fin, utilizaron el llamado Conjuro del Conventículo y del Cono de poder, un ritual que se realiza dentro de un círculo y en el que los implicados se concentran en el objetivo propuesto, visualizando lo que desean que ocurra. Según sus creencias, todos deben estar de acuerdo en el fin para que el conjuro funcione.
El caso es que las hordas de nazis se fueron con los bolsillos vacíos y con una derrota apabullante. Claro que, posiblemente, los casi 1.500 aviones perdidos o los 30.000 valientes que combatieron a Hitler tuvieron mucho que ver en la victoria.
De hecho, el material desclasificado en 2008 por el MI5 demuestra que los servicios de inteligencia británicos usaron en alguna ocasión esta curiosa (y más que dudosa) estrategia con el fin de derrotar al villano alemán.
Un vórtice psíquico infranqueable para los nazis
Según Gardner, el asalto mágico se basa en un conocimiento secreto transmitido a través de generaciones de brujas inglesas. En su libro Brujería de hoy en día (1954) Gardner explicó que este método ya había utilizado en otras dos ocasiones en la historia. Una de ellas fue para evitar que Napoleón invadiese Inglaterra en 1805 y otra de la que los españoles guardamos un amargo recuerdo: para detener a la Armada Invencible en 1588. Ironías del destino, las tres funcionaron (para regocijo de los brujos).
Si perteneces al grupo de los que somos escépticos, no te vayas que aún hay más. Muchas brujas y un buen puñado de hechiceros consideraban que el Führer era un "ocultista natural" y un "médium con grandes capacidades". Entre estos ocultistas se encontraba la escritora y médium Dion Fortune, apadrinada por el francmasón irlandés Theodore Moriarty. Montó un tinglado tremendo en el Canal de la Mancha, donde citó a un grupo de supuestos telépatas con el fin de realizar un vórtice psíquico e impedir que Hitler se saliese con la suya. Para ello, invocaron la ayuda del Santo Grial, el Arcángel Miguel, la cruz de los Rosacruces, el espíritu del Rey Arturo y su famosa espada e incluso del Mago Merlín. ¿Resultado? La Fuerza de Defensa alemana no consiguió pasar.
Visto lo que nos cuenta la historia sobre estos conjuros, ¿hay algún buen samaritano ocultista local que quiera hacer una buena obra con el panorama político español? Como decíamos antes: A grandes males, grandes remedios.
(FUENTE: elplural.com)
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