Llámenme pesimista, pero a toda relación romántica le llega la hora. Encuesta tras encuesta, estudio tras estudio, anécdota tras anécdota confirman que las relaciones monógamas de largo plazo tienden a sufrir un deterioro en su vida sexual. Un mal que puede acrecentarse al grado de que las parejas se tornan completamente asexuales.
Muchos optan por correr antes de que les suceda, pero hay quienes prefieren enfrentarlo. La buena noticia es que muchos expertos aseguran que la seguridad que brinda una pareja estable también es el ambiente idóneo para satisfacer las fantasías de cada uno. El compañerismo que se desarrolla con el tiempo permite a sus integrantes generar la suficiente confianza para entablar encuentros que normalmente no compartirían con alguien a quien acaban de conocer.
Entonces, si una de las soluciones para reactivar la vida sexual de las parejas es tan sencilla, ¿por qué no lo hacemos? Un grupo de investigadores de la Universidad de Granada realizó un estudio con más de dos mil mujeres y hombres españoles, entre 18 y 73 años de edad para conocer mejor las diferencias sobre cómo influyen las fantasías a hombres y a mujeres.
Un hallazgo interesante es que no encontraron diferencias significativas entre las fantasías sexuales que experimentan regularmente ambos sexos con excepción de la frecuencia en la que se sumergen en esos pensamientos. Los hombres superaron a las mujeres en este rubro, por lo que confirmaron la antigua creencia que dice que nosotros evocamos más al sexo que ellas.
Sobre las temáticas los especialistas observaron que las mujeres fantasean con asuntos “agradables”, “íntimos” y “románticos”, mientras que los hombres lo hacen con actividades exploratorias, como “ser promiscuo”, “intercambio de parejas” o “participar en una orgía”.
Otra investigación practicada en Canadá buscó indagar a detalle en las fantasías sexuales de sus 1,517 participantes. Los científicos encontraron un común denominador en las temáticas. La fantasía que ambos sexos compartieron en las diez favoritas fue “tener relaciones en un lugar extraño”. Aunque también hubo convergencia en prácticas relacionadas con el BDSM consensuado. Las mujeres solían fantasear con el ser dominadas por su pareja (¿quizá influidas por el furor que causó el libro Cincuenta sombras de Grey?), mientras que los hombres tendían a fantasear con ser sometidos ya sea por otro hombre, una persona transexual o al ver a su pareja tener sexo con alguien más.
Este mismo estudio encontró que los hombres eran más explícitos, variados y complejos al relatar sus fantasías. Pero, la principal diferencia entre hombres y mujeres tuvo que ver con la disposición o deseo de hacer estas ideas una realidad. En ese aspecto, las mujeres eran menos proclives a intentarlas y preferían que se mantuvieran en el mundo de los pensamientos.
En lo personal creo que no hay mejor estudio que el que se practica de forma individual. El hablar con la pareja a fondo y conocer lo que enciende su mente y su cuerpo. La sexualidad es un aspecto de la vida de un noviazgo o matrimonio por el que hay que luchar hasta sus máximas consecuencias y el disfrutar de prácticas poco ortodoxas es una excelente forma de, al menos, intentarlo. Al ponerlas en acción ya no solo serán compañeros y amantes. Ahora, también serán cómplices.
(FUENTE: gq.com.mx)
No hay comentarios:
Publicar un comentario