La pintura de William Bouguereau, “Cupido y Psique”, pintado en 1899, se vendió en la casa Sotheby’s a más de 2 millones de dólares.
Era un pintor admirado por Chopin. Napoleón III le pidió que lo retratara. El mismo gran Degas y también Monet afirmaron que William Bouguereau sería el único pintor francés recordado del siglo XIX en el año 2000 (aunque algunos dicen que este comentario fue hecho con sorna para quejarse del gusto del público en el futuro. Bouguereau no era estimado por los impresionistas).
Pero William Bouguereau ha vuelto. La casa de subastas Sotheby’s de Nueva York acaba de susbastar por más de 2,2 millones de dólares la hermosa pintura “Cupido y Psique”. La obra recrea a los amantes adultos y a gran escala que exhiben no poca sensualidad.
El precio del mito
Según las agencias de prensa, la obra estaba valorada entre 1,8 y 2,2 millones de dólares y finalmente se vendió por un total de 2.210.500 dólares.
Pero la casa Sotheby’s no solo subastó esta pintura de Bouguereau sino también “Amour á l’affut” (1890), otra obra de un ángel y que estaba valorada entre 600.000 y 800.000 dólares, y por la que se pagaron finalmente 794.500 dólares.
Se sabe que “Cupido y Psique” (1899) es una de las tres únicas versiones en la que Bouguereau mostró a Cupido y Psique como dos jóvenes adultos. En otras representaciones el artista pintó niños o querubines para explicar el mito de la unión entre los amantes mitológicos.
“Esta obra de Bouguereau personifica su maestría técnica, particularmente a la hora de presentar la forma humana, y Cupido y Psique aparecen como si fueran de carne y hueso, más que creadas con pintura y pincel”, señalaron a EFE los expertos de Sotheby’s al presentar la subasta.
La vida de artista de Bouguereau fue muy azarosa, incluso, al principio, tuvo la oposición de su padre. Remontó todos los obstáculos, hasta que en 1846 fue aceptado en la École des Beaux-Arts para después ganar una beca para estudiar en Roma. A su vuelta, no sin reputación de artista, se volvió miembro de la École des Beaux-Arts.
Su fama estaba consagrada. Incluso Napoleón III le encargó un retrato de sí mismo y de la emperatriz. Asimismo hizo el cuadro histórico “Napoleón III Visitant les Inondés de Tarascon”.
(FUENTE: larepublica.pe)
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