El universo está surcado por campos magnéticos débiles, según un nuevo estudio que puede haber resuelto el misterio del origen de los enormes campos magnéticos que rodean a las galaxias.
Las galaxias como nuestra Vía Láctea tienen sus propios campos magnéticos de gran escala. Aunque estos campos son débiles comparándolos con los campos planetarios, los científicos creen que las versiones galácticas ayudan a establecer velocidades de formación de las estrellas, a guiar los rayos cósmicos, y a regular la dinámica del gas interestelar.
La mayoría de los científicos creen que los campos magnéticos fuertes de las galaxias adultas de la actualidad crecieron a partir de campos más débiles semejantes a "semillas". Aunque no resulta claro dónde se originaron esos campos más antiguos.
Existen dos teorías principales: los campos de semillas fueron creados por el movimiento de gas cargado en las protogalaxias, o fueron producidos fuera de las galaxias por algún proceso en los primeros tiempos del universo.
Nuevas observaciones del Telescopio Espacial Fermi de rayos Gamma de la NASA apoyan la idea que las semillas estuvieron siempre allí, incluso antes de las galaxias mismas. En base a los datos del Fermi, "descubrimos que estos campos magnéticos débiles tendrían que estar por todas partes. Tendrían que estar fuera de las galaxias, llenando todo el universo, incluso donde no hay galaxias, ni cúmulos, ni nada", opinó el coautor del estudio Andrii Neronov, del Centro de Astrofísica de la Universidad de Ginebra, Suiza.
Campos galácticos
Según la teoría, los campos de semillas primordiales pudieron haber sido creados a partir de partículas cargadas separadas durante episodios violentos como las supernovas. Con el tiempo, según la teoría, pudo haberse acumulado un campo de semillas en una galaxia, porque el giro lento de la galaxia hace que partículas y gases se alineen a lo largo de las líneas de campo magnético de la semilla.
Pero puede que otros campos de semillas permanezcan surcando el espacio intergaláctico, y eso es lo que creen haber encontrado Neronov y sus colegas. Más precisamente, el equipo vio una falta de rayos gamma de muy alta energía en los datos del Fermi sobre los blazars, galaxias con agujeros negros supermasivos en sus centros que lanzan chorros de partículas casi a la velocidad de la luz.
Los rayos gamma que llegan a la Tierra desde los blazars deberían tener un cierto nivel de energía. Pero los rayos gamma que vio el equipo de Neronov parecen haber perdido parte de su fuerza, que es exactamente lo que habría sucedido si los rayos gamma hubieran interactuado con campos magnéticos débiles a lo largo del camino.
"Lo que hemos detectado podría ser este campo débil inicial, y eso podría resolver el problema del origen de los campos magnéticos modernos en la Vía Láctea y otras galaxias, porque ahora podemos conocer las condiciones iniciales", expresó Neronov.
Quedan interrogantes
Los científicos no saben a ciencia cierta qué procesos de alta energía pudieron haber creado los primeros campos magnéticos en un universo joven sin galaxias, aunque no faltan candidatos.
Tampoco se sabe si los campos de semillas que deambulaban tuvieron algún papel en la subsiguiente formación de las galaxias y los cúmulos de galaxias, dado que aún hay que medir las intensidades exactas de los campos.
"En general, tiendo a pensar que no tienen un papel muy importante en la formación de las galaxias, porque son demasiado débiles" en los niveles bajos observados por el equipo del Fermi, expresó Neronov.
(FUENTE: eldia.com.ar)
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