En un laboratorio climatizado a un temperatura de en -5 ºC, un investigador toma recipiente de vidrio del refrigerador y lo coloca rápidamente bajo un microscopio que tiene montada una cámara fotográfica. Una gota de agua que ha sido expuesta a una intención mental específica, a un lenguaje, a cierta forma de música, cierta palabra o a un determinado factor físico es colocada en el recipiente y empieza a congelarse, formando un pequeño montículo de hielo.
Cuando la luz del microscopio brilla sobre el montículo, causa que el hielo empiece a derretirse. En la parte superior del montículo de hielo se forma rápidamente un cristal de agua que sólo sobrevive durante algunos segundos. El mayor desafío para los investigadores es enfocar la cámara lo suficientemente rápido para capturar la fascinante imagen.
Este ha sido el método usado por el científico japonés Masaru Emoto –jefe del Instituto Hado (Corporación IHM) en Tokio– y su equipo de investigación para intentar descubrir y demostrar la influencia del pensamiento humano sobre la materia.
La técnica usada es bastante sencilla. Para una serie determinada ambientes de prueba, los investigadores conducen el mismo experimento en aproximadamente diez a cien muestras diferentes de agua y luego realizan análisis estadísticos.
Las imágenes más sorprendentes del experimento fueron publicadas en el libro “Mensajes del agua” en el año 2002. A primera vista, las fotografías parecen obras maestras de un gran fotógrafo. Recién al mirar de cerca los epígrafes uno puede certificar que se trata, en realidad, de formas naturales en el microcosmos.
Algunos de estos maravillosos cristales hexagonales son claros, y otros confusos; algunos son intrincados, y otros simples. Todos ellos concuerdan en un claro y revelador patrón que, de popularizarse y confirmarse con mayores estudios, podría cambiar la visión del ser humano sobre sí mismo y su relación con el mundo exterior.
Sorprendentes respuestas de los cristales
En los experimentos, se observaron sistemáticamente las transformaciones de los cristales de las muestras de agua expuestas a diferentes intenciones mentales, lenguajes, música, palabras y factores físicos (tales como vibraciones, microondas u ondas electromagnéticas y muchos otros factores).
Por ejemplo, las muestras de agua tomadas de un lago después de un terremoto no produjeron cristales simétricos en ninguna forma. Sin embargo, después de que un grupo de gente rezó una plegaria, las mismas muestras produjeron cristales con formas claras.
Siempre pensamos que la intención y el espíritu son algo metafísico, que pertenecen a una categoría diferente de la materia, pero este experimento nos ha revelado que existe una relación profunda entre la materia y el espíritu.
En otro experimento, el agua tomada de recipientes que fueron etiquetados con palabras positivas como “amor” y “gracias” produjo cristales claros y brillantes, mientras que el agua tomada de recipientes con palabras malas como “odio” y “demonio” produjo cristales feos y tenebrosos.
Para el Doctor en física Cheng Luojia, quien estudió la investigación del Dr. Emoto, “Los resultados contrastantes son asombrosos y son el reflejo directo de la influencia del espíritu de la gente sobre la materia. Siempre pensamos que la intención y el espíritu son algo metafísico, que pertenecen a una categoría diferente de la materia, pero este experimento nos ha revelado que existe una relación profunda entre la materia y el espíritu”.
“Gracias a este experimento, podemos ver que una buena intención influye sobre la materia de manera positiva y que los malos pensamientos hacen sobre ésta algo terrible”, agrega el científico en una entrevista con Pureinsigh (zhengjian.org).
“Al observar estas fotografías, una madre comprendería entonces que es con más amor y atención que los niños se convierten en personas bondadosas e inteligentes. La atmósfera armoniosa de una familia contribuye también a tener hermosas plantas en la casa y logra que se conserven más bellas. La comprensión que el público puede obtener gracias a este experimento no debería ser subestimada”, concluye.
Gracias a este experimento, podemos ver que una buena intención influye sobre la materia de manera positiva y que los malos pensamientos hacen sobre ésta algo terrible
En otro experimento, cuando se etiquetaron diferentes recipientes con agua con la misma palabra escrita en diferentes idiomas, los cristales de agua que se produjeron tenían la misma forma y estructura. Expuesta a la palabra ‘sabiduría’ escrita en japonés, inglés y alemán, el agua formó un cristal de forma similar. Expuesta a la palabra ‘cosmos’ escrita en japonés, inglés y griego, el agua generó un cristal con otra forma, que coincidió en los diferentes idiomas; lo mismo ocurrió con las palabras ‘amor’ y ‘gracias’.
“Esto indica que las razones de su formación no son la palabra individual, el idioma utilizado o las vibraciones del sonido, sino el proceso inherente al pensamiento detrás de la lengua o el sentido representado por la misma. El mismo sentido o la misma información producirán el mismo efecto, incluso si se expresa en distintos idiomas. En el caso del agua, si avanzamos un paso en nuestro razonamiento, cada palabra o pensamiento producirá una forma diferente, ¿qué conclusión podemos obtener? No podemos llegar sino a una única conclusión lógica: ¡el sentido de una palabra produce una forma! En otras palabras, ¡las palabras tienen formas! ¿Significa eso que espíritu y materia son lo mismo?”, analiza el Dr. Cheng.
El agua también mostró sensibilidad frente a las imágenes. Al ser expuesta a una fotografía de una flor de loto, el cristal de agua se agranda de manera continua, tal como crece un loto sin cesar. Frente a una fotografía de un pino, cambia de color de manera periódica en el proceso de cristalización según los cambios que sufre el árbol. Otro dato revelador es que cuando se expuso el agua a una fotografía del sol y luego a la palabra ‘sol’, los cristales que se formaron fueron idénticos.
Para el Dr. Cheng, esto significa que la imagen posee también cierto tipo de conciencia, cierto tipo de información, de la misma manera que una palabra representa cierto tipo de pensamiento, aunque la forma de expresión sea distinta. “Toda clase de forma representa una clase de espíritu. Un antiguo proverbio dice que la forma se asemeja al espíritu. Esta es una de las razones por las cuales una pintura puede expresar el pensamiento y la emoción del artista y transferir este pensamiento y emoción al espectador.”, dice el Dr. Cheng.
Por otro lado, el Doctor en física Li Chunbing elabora más sobre este punto respecto de la estructura de la materia en zhengjian.org. “El hecho de que los cristales del agua simulen la forma del mensaje al que están expuestos es una prueba sólida de que cada partícula lleva la imagen total de una materia”, afirma.
“Esta visión holográfica sólo es posible a escala microscópica. No podemos ver el pensamiento con nuestros ojos físicos porque éste existe en niveles microscópicos. Si encontrásemos maneras de ver las cosas a tales niveles microscópicos, podríamos ver los pensamientos”, agrega.
Al Dr. Cheng también le llamó la atención la reacción del agua a los distintos tipos de música. Después de que el agua “escuchó” una composición musical de Bach, la forma del cristal de agua resultante fue clara, armoniosa y detallada. Asimismo, apareció un cristal claro y exultante cuando se lo expuso a la sinfonía ‘Pastoral’ de Beethoven. El cristal fotografiado después de escuchar una composición musical titulada ‘El bosque en la luz oscura de la noche’ parece ciertamente como si estuviese envuelto de la luz oscura. Para el Dr. Cheng, la oscuridad reflejada en el cristal no se debe a la falta de luz sino al sonido.
“Estos resultados ponen de manifiesto que el sonido y la forma de un objeto están conectados. En efecto, esto abre las puertas hacia un mundo completamente nuevo. La relación entre sonido y forma es un concepto revolucionario y muy importante. Por ejemplo, un buen instrumento musical debe tener una buena forma. En tiempos antiguos, cuando se fundía una campana, un trabajador con experiencia era capaz de saber si el sonido de la campana iba a ser bueno o no con echar simplemente una mirada a la forma de la campana cuando salía del molde. A la inversa, la influencia del sonido sobre la forma que se manifiesta en este experimento es muy sorprendente.”, dice el Dr. Cheng.
Los investigadores dirigidos por el Dr. Emoto llegaron a otros descubrimientos muy llamativos. Por ejemplo, cuando un pedazo de hielo está por derretirse, los cristales que se forman lucen igual que el ideograma de la escritura china para ‘agua’. ¿Acaso Canjie –el creador de los caracteres chinos– y los antiguos sabios podían ver niveles microscópicos de la materia? Los resultados del experimento son capaces de aventurar tantos interrogantes y análisis que muchos científicos ni se atreven a observarlos con detenimiento.
La forma de cambiar el mundo
Para el Dr. Li Chunbing, los experimentos del Dr. Emoto prueban que la materia tiene vida y pensamientos propios y que los pensamientos tienen sus representaciones tangibles en la materia. En tal sentido, dice que la materia y la mente son dos tipos de manifestaciones de un mismo cuerpo.
Por eso, el Dr. Li entiende que comportamientos hostiles del entorno natural y social como las catástrofes o la violencia y la matanza generalizadas son consecuencias directas del estado mental de los seres humanos, más allá de las acciones tangibles específicas.
La manera más directa de purificar el mundo es mantener pensamientos benevolentes
“Podemos decir que son respuestas materiales consecuentes de pensamientos egoístas, negativos y, por lo tanto, destructivos –dice–. Pero nosotros sólo vemos y consideramos la consecuencia directa de nuestro pensamiento sobre el cuerpo humano: la acción. Sin embargo, este experimento demuestra que asimismo existe una influencia directa de nuestra actividad mental en el nivel microscópico de la materia en general, lo cual naturalmente produce un efecto en nuestro ambiente.”
“En el experimento con cristales del agua vemos cómo un pensamiento bondadoso embellece las cosas, mientras que un pensamiento malo las desfigura. La mayor parte del cuerpo humano y todas las demás vidas en el mundo están compuestas por agua. En tal caso, los pensamientos benevolentes deberían influir positivamente tanto sobre el entorno como en uno mismo. Por lo tanto, manteniendo siempre pensamientos bondadosos, purificamos nuestros propios cuerpos y, en consecuencia, nos embellecemos y nuestra salud mejora. Si mantenemos siempre buenos pensamientos, también purificaremos el ambiente y la gente a nuestro alrededor. Es impactante poder ver claramente la demostración de esta teoría en el experimento con cristales de agua. La manera más directa de purificar el mundo es mantener pensamientos benevolentes. Si el público pudiera comprender este punto, el impacto en el mundo sería tremendo.”, concluye el Dr. Li Chunbing.
Un proverbio chino dice: “El agua es un espejo del corazón”. Sorprendentemente, los resultados de los estudios científicos del Dr. Emoto concluyen en sugerir la misma manera de vivir enseñada por los antiguos sabios de las diferentes culturas del mundo, a la vez que abren un gran ventanal para redescubrirlos y comprenderlos desde el paradigma moderno. Permiten entonces saber nuevamente que para lograr un bienestar propio y mejorar el entorno, abrazar la benevolencia y fortalecer los valores morales son un camino mucho más concreto y efectivo de lo que se pensaba, por no decir el único.
(FUENTE: lagraneopca.com)