La piedra filosofal no es sólo un cuento de Harry Potter y la escuela de magia de Hogwarts. La 'piedra filosofal' es un mito que desde hoy está más cerca de convertirse en realidad.
Esta sustancia alquímica que se dice es capaz de convertir los metales bases (plomo, hierro, bronce...) en oro o plata, e incluso, de conceder la eterna juventud, está basada en una fórmula que, según el escritor y experto en alquimia Jacques Sadoul, está compuesta de una mezcla de pirita, ácido tartárico, rocío y lo que se denomina el mercurio de los filósofos o "mercurio sófico".
Pues bien, la Chemical Heritage Foundation ha hallado un documentos, hasta ahora en manos privadas, en las que Isaac Newton describe el procedimiento para fabricar este mercurio.
Se trata de una copia a mano del procedimiento del alquimista de Havard del siglo XVII, George Starkey, para crear este ingrediente necesario de la 'piedra filosofal'.
Según publica la CNN y el diario 'The Washington Post', en la parte de atrás del manuscrito, que se obtuvo en una subasta, aparecen otras anotaciones alquímicas de Newton.
"La importancia del manuscrito reside en que nos ayuda a entender las lecturas alquímicas de Newton -especialmente las de su autor favorito- y nos provee evidencias de otra de sus metodologías de laboratorio", dijo James Voelkel, curador de libros singulares de la Biblioteca Othmer de Historia Química de la Chemical Heritage Foundation.
El documento no sólo revela el ingrediente 'secreto' de unos de los misterios de la alquimia, sino que desvela el interés de Newton por lo que muchos consideran una pseudociencia. "Newton estuvo muy interesado por la alquimia casi toda su vida", dijo Voelkel.
El manuscrito, titulado 'Preparación de mercurio para la piedra', demuestra el poco conocido interés de Newton por la alquimia, la química del siglo XVII, que para cuando el científico ya había fallecido (1727) se había convertido en un tema tabú gracias a una campaña de químicos profesionales, que separaron las partes de la alquimia como convertir metales base en oro, con las más respetables que dejaron para lo que hoy se conoce como química.
Sin embargo, y pese al concepto que los alquimistas tenían de la 'piedra filosofal', lo cierto es que su noción no era la más acertada. "Lo que es un poco más loco es la noción que existe esta piedra filosofal que permite efectuar esta operación (convertir plomo en oro( de forma automática", explica Voelkel, que añade "calentar, fundir un montón de plomo, tirar la piedra filosofal y que se transmute automáticamente".
(FUENTE: elmundo.es)
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