Persianas que se levantan solas, voces en un idioma extraño, golpes en lugares vacíos y sombras que atraviesan el cuartel es el panorama que desde hace una semana juran atravesar los Bomberos Voluntarios de Rosario de la Frontera, Salta, el mismo lugar en donde ocho menores se quitaron la vida en extrañas circunstancias en los últimos días.
El propio jefe de del cuerpo, el comandante José Álvarez, fue el encargado de salir y relatar a la prensa local los constantes episodios sin explicación aparente que asedian por las noches a los efectivos que montan guardia en el edificio. La decisión la tomó en la mañana de ayer, cuando llegó al cuartel y encontró a los efectivos de guardia en la vereda, aterrados.
“Las guardias nocturnas en nuestro cuartel se han convertido en un calvario para los 45 efectivos que cumplimos funciones en la institución”, explicó Álvarez y agregó: “Tenemos miedo y queremos que alguien haga algo, porque la situación es desesperante”.
Entre los hechos extraños, el jefe enumeró: “Se escuchan voces extrañas, alguien nos respira por detrás y cuando nos damos vuelta no hay nadie, nos mueven las camas cuando estamos en reposo, las puertas se abren y cierran sin motivos y todos, sin excepción, hemos visto una fantasmagórica sombra negra que se desplaza por el edificio”.
Además, los efectivos aseguran que oyeron golpes en la estufa a gas y que las persianas del lugar donde está la autobomba y en la unidad de rescate se bajaban y subían bruscamente, sin que nadie las accione. En esos vehículos se trasladaron los cuerpos de los adolescentes que decidieron quitarse la vida y aseguran que ambos hechos están relacionados.
En busca de una solución, los efectivos concurrieron con psicólogos del hospital, aunque los médicos aseguraron que todo se debe al estrés por la ola de suicidios. Sin embargo, los bomberos también le solicitaron al arzobispo de Salta, Mario Cargnello, que visite el cuartel y rece en el lugar.
(FUENTE: mdzol.com)
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