En el año 1839, en el área que ocupa actualmente el Palacio de Gobierno del Zulia existía un viejo caserón que funcionaba como casa municipal y cárcel, en plena época de la colonia. El edificio fue demolido en 1941 para darle paso a una estructura de dos pisos, construida por el Gobierno español para destinarlo como residencia y sala consistorial y cabildo.
Pasadizos secretos
Otros mitos rodean el Palacio de Gobierno. Se dice que un túnel subterráneo comunica la estructura con la Catedral y el Puerto. Un segundo túnel va a dar al antiguo Retén de Bella Vista. Los rumores aseguran que los pasadizos secretos eran utilizados para movilizarse por las noches sin ser vistos o para escapar. Los famosos túneles, a pesar de las remodelaciones que han realizado en el Palacio, nunca han sido encontrados.
Un alemán acecha en la Gobernación
Resulta difícil imaginarse que detrás de la tranquilidad y perfecto orden que refleja el Palacio de Gobierno, en el casco central, pueda esconderse una tenebrosa historia. Con la llegada de la noche, a este lugar también lo hacen los espíritus, quienes deambulan por pasillos, oficinas y baños. Perturban a las personas que trabajan en el conocido Palacio de Los Cóndores, inaugurado el 23 de abril de 1868.
Durante el día no se sienten, pero al marcar las 12.00 de la noche en el reloj, algo sucede en el ambiente, el cual se torna pesado y un aire helado se apodera del edificio. Una sombra recorre los espacios que considera suyos.
Algunos pasajes de la historia revelan que durante la época de la Colonia, en la estructura funcionaba la Corte Suprema de Justicia del estado Zulia. En la planta alta, en lugar de oficinas había calabozos, donde encerraban a los presos hasta que la muerte los sorprendía.
Cuenta la leyenda que uno de los miles de reclusos fue un alemán. Nadie sabe su nombre ni ha visto su rostro, pero sí han sentido su presencia y escuchado el sonar de las cadenas que arrastra. A diferencia de los otros reos que murieron durante su condena, este no pudo desprenderse del plano terrenal para darle descanso a su alma. Permanece en el limbo.
José, de 53 años, tiene 12 años como obrero en el palacio que cumplió 143 años de su construcción. Cuenta que acostumbraba a llegar temprano para cumplir con su trabajo, hasta que se llevó un susto que lo dejó paralizado del miedo.
Hace alrededor de tres años, eran las 5.00 de la mañana cuando entró como de costumbre a las oficinas. De repente escuchó unas risas que llamaron su atención. Estaba seguro que provenían de la planta alta y no dudó en comprobarlo.
"Subí las escaleras hasta Contraloría y el ruido ahora venía de la planta baja. Hubiese pensado que era mi imaginación, si no es porque al subir nuevamente vi una niebla que envolvía la oficina y el sonido de las teclas de todas las máquinas de escribir era intenso".
Confiesa que aún se le eriza la piel al recordar la anécdota. "Quedé paralizado y solo pude salir corriendo despavorido a planta baja, para ocultarme de los espíritus". Está convencido que fue el alemán, quien lo asustó para que se fuera.
Miedo a lo desconocido
Corría el año 1988, cuando Pilar también sintió la presencia del alemán. Recuerda que para esa fecha tenía 24 años. Apenas iniciaba en su empleo. "Realizaba una investigación administrativa y me propuse terminar todo el trabajo el mismo día. Creo que esa no fue la mejor decisión".
Sentada en su oficina junto a otra compañera de labores, se concentró en lo que hacía. Llegó la medianoche y de repente, un ruido interrumpió su paz. El sonido de las teclas de una máquina de escribir y de un chorro de agua cayendo llamó poderosamente su atención. "Por curiosidad, me levanté y le pregunté a mi compañera si también escuchaba el ruido. Más sorprendida quedé cuando me dijo que también lo oía, pero que ella se iba porque un espíritu rondaba en el lugar".
Del alemán se desconocen detalles. Sólo ven una sombra que se desplaza con rapidez para sabotear a los "intrusos" que habitan en su lugar de descanso.
Nadie escapa de las travesuras de este personaje que es ya es reconocido por todos, al escuchar el bamboleo de una puerta, el filtro del agua, risas ensordecedoras y hasta la destrucción de objetos.
Jesús, tiene 43 años, de ellos 20 han transcurrido en el Palacio de Los Cóndores, como también se le conoce a la edificación decretada monumento histórico nacional en 1986. En su caso, prefiere ignorar cualquier tipo de manifestación extraña, por miedo a lo desconocido.
"En los baños del Palacio no se puede entrar. Al llegar a la puerta sientes que un poder extraño te para y te dice que no entres. Trato en lo posible de obedecer mis presentimientos".
(FUENTE: laverdad.com)
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