Nadie sabe muy bien cómo aparecieron, pero desde hace dos años se habla de ellos con más frecuencia. El biólogo Carlos Quiroz Moreno, acompañado por El Comercio, presentó en agosto del 2009 lo que para él eran una especie de geoglifos con forma humana, ubicados en las lomas del cerro Campana, a una hora y media de Huanchaco, en Trujillo.
Tras la publicación, autoridades de Huanchaco y las del entonces Instituto Nacional de Cultura INC-La Libertad (ahora Dirección Regional de Cultura) se comprometieron a realizar los trabajos de investigación correspondientes para ver el valor arqueológico de estas imágenes antropomorfas y geométricas que perduraron gracias a la presencia de plantas conocidas como achupallas en el contorno de sus líneas.
Han pasado dos años desde entonces y poco o nada se hizo. Sin embargo, desde mayo de este año, la Casa de la Cultura y Turismo de Huanchaco se contactó con la Asociación Peruana de Arte Rupestre (APAR) para confirmar o descartar el valor histórico de estas misteriosas figuras.
Los resultados fueron más que auspiciosos para la gente de Huanchaco. Según lo dicho por el presidente de la APAR, Gori Tumi Echevarría López, las figuras del cerro Campana son, sin temor a equivocarse, un material arqueológico valioso, único en su clase.
“La primera vez que los vi no podía creerlo. Se trata de una de las más notables y raras muestras de geoglifos existentes en el Perú, cuya existencia actual se debe a un conjunto de factores tecnológicos, ambientales y bióticos. Se debe estudiar a profundidad cuanto antes para saber con exactitud su antigüedad y, en especial, para protegerlos”, dijo.
Figuras con forma humana
Indicó que, según los primeros estudios hechos por ellos, estos geoglifos, que se extienden a lo largo de cinco kilómetros, fueron elaborados por la cultura Chimú, allá por el año 1.200 después de Cristo. Dijo que, probablemente, eran utilizados para celebrar rituales.
Sostuvo que, según el análisis que hicieron, los geoglifos con forma humana, que aparecen dispersos, ya sea de manera individualmente o en grupos de dos, tres y hasta diez imágenes, no tenían esa forma, por el contrario, estaban mejor definidos: se podía ver con nitidez las manos y el rostro.
“En realidad, nosotros creemos que este material no debería existir por factores del viento de las lomas y otros, pero existen y ese es su gran valor”, precisó y añadió que elaboran un informe técnico para entregarlo a las autoridades correspondientes.
Investigación a la vista
Al respecto, el jefe de la Dirección Regional de Cultura, Enrique Sánchez Maura, indicó que una vez que se tenga el informe técnico de la APAR se organizará una expedición técnica para observar las imágenes.
Señaló que, según la información de sus arqueólogos, los geoglifos se elaboraron hace pocos años, ya que resulta imposible que puedan perdurar por tanto tiempo. No obstante, dijo que es mejor descartar técnicamente que se trate de un material arqueológico.
“Con la información necesaria en manos vamos a programar la visita y realizar, de ser necesario, un perfil del proyecto para la intervención correspondiente. Tenemos que hacerlo en corto plazo debido a que esa zona es propiedad de Chavimochic y podría ser cultivada una vez que se inicie la tercera etapa del mencionado proyecto. Ese es un peligro”, dijo.
Urge apoyo
Carlos Quiroz, el biólogo que descubrió el 28 de julio del 2008 los geoglifos, sostiene que el cerro campana y su entorno peligran por la dejadez de las autoridades y por la presencia de granjas y canteras de materiales de construcción.
Señaló que en marzo se formó un grupo impulsor para velar por el cerro, pero no ha hecho nada. “Hay que resguardar el futuro de especies –y restos arqueológicos– como las cinco aves endémicas [que solo habitan en ese lugar], las 221 especies de plantas y más de 40 mamíferos”, dijo.
En puntos
1 La técnica que se utilizó para hacer los geoglifos es la aditiva –colocar piedras o cascajo por lo general encima de una superficie– y se habría hecho con una tierra muy fina y húmeda.
2 Los geoglifos lineales geométricos se encuentran ordenados como espacios arquitectónicos. Pero no hay vestigio de construcción.
3 En el lugar donde están los geoglifos se hallaron restos en todo el cerro campana, lo que demuestra la presencia de civilizaciones desde tiempos del hombre de paiján hasta el Tahuantinsuyo.
(FUENTE: elcomercio.pe)
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