El psicólogo Walter Riso cuenta que tenía una paciente que había terminado con su amor sentimental, pero se acostaba todos los días abrazada al osito que él le había regalado y con la música que los dos oían. “Yo le decía: así va a durar 500 años con este sentimiento de dolor interior”, comenta Riso.
El reconocido experto en terapia cognitiva cuenta que a lo largo de sus libros se había dedicado a varios temas sentimentales y amorosos de los seres humanos, pero le faltaba este tema, que aborda en su nuevo libro, ‘Ya te dije adiós, ahora cómo te olvido’.
¿Por qué ciertas relaciones son más difíciles de olvidar que otras?
Las variables pueden ser muchas, pero yo diría que la palabra clave es esperanza. Cuando a ti te fallece una persona, tú la entierras y elaboras el duelo; pero cuando tú pareja se va, sigue en cuidados intensivos, porque está vivita y coleando. Y ahí entra la esperanza, que no siempre es buena. Nos han dicho que la esperanza es lo último que se pierde, pero en el amor imposible o en el desamor es lo primero que hay que sacarse de encima.
¿Y por qué hay parejas que logran terminar de una manera cordial y otras no?
Se necesita inteligencia emocional. Esa es una variable de personalidad. Hay gente que sabe perder, mientras que hay otra que no. Es como un chip extraordinario que tienen algunos, yo lo tuve en mi adolescencia y me salvó. Yo no puedo querer a quien no me quiera. La inteligencia emocional es que pactamos una liberación mutua: yo te dejo sin culpas y tú te vas sin victimizarte.
¿Qué es el ‘olvido emocional’, que anota en el libro?
Es la imperturbabilidad afectiva, como decían los griegos. Yo les pongo a mis pacientes el ejemplo de tratar de recordar al primer amor de la vida, de hace 20 años. ¿Qué sienten? No sentimos nada, ¿cierto? Existe un recuerdo cognitivo, pero el afecto se extinguió. Entonces, el ‘olvido emocional’ es la extinción afectiva, pero no el recuerdo.
¿Cómo olvidar en la era del Facebook y el WhatsApp?
Yo pongo muchos ejemplos en el libro sobre eso. Yo diría que en un mundo informado, el consejo esencial es desinformarse. Quite al ‘ex’ del Facebook, borre su número del celular, porque o si no se le va el dedo y termina llamándolo, porque quiere escuchar su voz. Yo pienso que hay que cortar con esa persona de manera radical, sin autoengaños.
Uno de los pilares del libro es la dignidad humana. ¿Cómo la definiría y qué papel juega en el duelo amoroso?
Dio en un punto esencial. Yo diría que la clave para salir de esta situación es no negociar con los principios. Los seres humanos tienen principios y valores. El amor no está por encima de eso. Tu dignidad personal es tu autorrespeto. Si tú empiezas a someterte a negociar con tus principios para ganar al otro, lo que se produce, paradójicamente, es un rechazo. Es muy difícil amar a una persona sumisa, que te está rogando, porque no la admiras. Y no puede haber amor sin admiración. El sumiso al principio llama la atención, pero después produce fastidio.
Dicen que el tiempo se encarga de repararlo todo. ¿Cómo sobrellevar el duelo a lo largo del tiempo?
Aquí no hablamos de un tiempo objetivo, pues todos tenemos un tiempo subjetivo, que se da en la medida en que lucho con mis propios sentimientos (autocontrol, resignación, generación de metas y expectativas). Es decir, toda esa lucha interior que yo hago es la que hace que mi tiempo subjetivo vaya más rápido que el tiempo objetivo. En la medida en que tú luchas contra eso, no te das por vencido, tratas de mejorar, conoces gente, sales, sigues teniendo tus actividades, te arreglas, estás ayudando al tiempo.
¿En qué momento se debe contemplar el apoyo de una droga medicada?
Cuando empiezas a deprimirte y te das cuenta de que ya no puedes rendir. Porque uno mal que mal rinde (va al trabajo, come), pero cuando la depresión comienza a avanzar, te das cuenta de que ya no puedes hacer tus actividades de manera normal; entonces, hay que mirar otras ayudas. No hay que medicarse, hay que ir adonde un profesional, que te va a acompañar en el duelo.
Usted también aborda en el libro el concepto de ‘crecimiento postraumático’. ¿Qué es?
Cuando tú entierras y olvidas al otro, empiezas a cambiar la visión del mundo. El crecimiento postraumático es que cuando pasas por una situación adversa, no quedas igual, quedas mejor. Eso implica que tu visión frente a ti mismo, frente a los otros y frente al universo cambia, porque aprendes algo. Sales de ese sufrimiento con más sabiduría. Nunca vas a saber qué quieres del amor, pero sí vas a saber lo que no quieres repetir.
Usted aconseja desacelerar el pensamiento y abrir un diálogo interior. ¿Cómo se hace?
Lo primero es parar la obsesión. Tengo que tratar de quitar la nostalgia y de romper los condicionamientos. ¿Qué cosas me recuerdan a ti? Esas cosas hay que cortarlas. Y existen técnicas, como la del ‘stop’, que la explico, que consiste en detener el pensamiento. Los pensamientos se enganchan uno a otro como una cadena. Cuando cortas uno, desarmas la cadena. Otro es la ‘pantalla en blanco’, que es sentarse, relajarse, cerrar los ojos e imaginarse que estás ante una pantalla en blanco. Ahí los pensamientos paran. Recuerda que no te merece quien no te quiere como pareja. Si alguien duda de que te ama, no te ama.
¿Es aconsejable un ritual de despedida?
Sí. A veces se hace de manera muy implícita y es un ritual sencillo. Yo diría que es aconsejable si tú lo necesitas. A lo largo de tantos años de tratar estos procesos, lo que encuentro es que todos, de una manera u otra, tienen un ritual.
Las etapas del desamor
1. Aturdimiento / negación: “Cuando te llegan con la noticia de que te dejaron de querer, entras en ‘shock’ y en negación, porque no lo aceptas”.
2. Anhelo / búsqueda: “Es la esperanza. Ante la posibilidad de que vuelva, comienzan las preguntas: ¿qué habré hecho mal?, ¿será que se arrepiente?”.
3. Obsesión: Por el otro.
4. Ira / indignación: “Cuando te sale el lado del autorrespeto (¿por qué me pasó esto a mí?)”.
5. Culpa / humillación: “Comienzas a arrodillarte, ruegas, te arrastras”.
6. Depresión / desesperanza: “Si te quedas ahí, haces un duelo complicado”.
7. Aceptación: “Implica reinventarse y liberarse. Ya no es el estrés postraumático, sino el crecimiento postraumático”.
(FUENTE: eltiempo.com)
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