Los astronautas que viajen a Marte tendrían problemas para mantener la cordura en suelo marciano y enfrentarían dificultades posteriores para recordar al planeta rojo, de acuerdo con un estudio realizado por la Universidad de California en Irvine (UCI).
Charles Limoli, profesor de Oncología de Radiación, y sus colegas encontraron que la exposición a partículas altamente cargadas de energía –las mismas que se encuentran en los rayos cósmicos, a los que se ven expuestos los astronautas en vuelos espaciales prolongados— provoca serios daños cerebrales a largo plazo en roedores puestos a prueba. Ello se traduce en alteraciones cognitivas y demencia que podrían sufrir los astronautas.
El estudio —publicado por Nature's Scientific Reports— es la continuación de una investigación similar del mismo equipo, difundida el año pasado, sobre los efectos de los rayos cósmicos en el cerebro a corto plazo. Los nuevos resultados, dijo Limoli, son aún más alarmantes: "Esta no es una buena noticia para los astronautas designados para viajes de ida y de dos a tres años a Marte".
Los rayos cósmicos, o radiación cósmica, surgen de supernovas (la explosión de una estrella al final de su vida) y sus partículas son lanzadas al cosmos a grandes velocidades, similares a las de la luz. Están cargados de protones y núcleos de átomos. Esta radiación con carga eléctrica es desviada por el campo magnético terrestre, pero en el espacio, sin esa protección, los astronautas se ven expuestos directamente a ella. El personal de la Estación Espacial Internacional, por ejemplo, no sufre las secuelas de estos rayos pues aún están protegidos por la magnetósfera de la Tierra. El mes pasado tres astronautas volvieron a la Tierra de la referida estación, sanos y salvos, tras seis meses.
Volviendo a la investigación de la UCI, los efectos de un viaje a Marte en el sistema nervioso central pueden darse durante y después del viaje espacial, con el paso de los meses: disminución del rendimiento, déficit de memoria, ansiedad, depresión y alteración de la toma de decisiones. Estas secuelas podrían ser permanentes en algunos casos.
Para el estudio, los roedores fueron sometidos a irradiación de partículas ionizadas, comunes en rayos cósmicos, en el Laboratorio de Radiación Espacial de la NASA. Seis meses después de la exposición, se hallaron niveles significativos de inflamación en el cerebro de los especímenes y daño en sus neuronas. Un mapeo de la red neuronal de los cerebros reveló una reducción de dendritas y espinas en estas neuronas, afectando esto la transmisión de señales entre las células cerebrales. En paralelo, se observó un pobre desempeño en tareas diseñadas para probar el aprendizaje y la memoria.
Asimismo, se descubrió que la radiación afecta "la extinción del miedo" un proceso mediante el cual el cerebro suprime asociaciones desagradables a ciertas experiencias —el mismo mecanismo de alguien que aprende a disfrutar del agua luego de haber sufrido una experiencia cercana al ahogamiento, la pérdida de esta capacidad podrían hacer a un astronauta sea más propenso a la ansiedad en el transcurso de un viaje de tres años hacia y desde Marte.
Limoli señala que se vienen explorando algunas soluciones, como el aumento de blindaje de las partes de la nave espacial usadas para el descanso y el sueño, aunque invariablemente las partículas subatómicas de los rayos atravesarán el vehículo. Por lo tanto, las terapias preventivas, como la administración de fármacos que protegen la neurotransmisión, parecen ser el camino para superar el escollo.
El debilitamiento de los huesos y la atrofia muscular, así como un descenso en la sed y el apetito y el desplazamiento de los fluidos internos del cuerpo humano hacia lugares para los que no están destinados son otros efectos que los viajes en gravedad cero pueden producir en astronautas, tal como observó este año la NASA.
(FUENTE: rpp.pe)
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