Ante el aumento de la descomposición social, la violencia, el crimen, los cultos satánicos y los seguidores de la Santa Muerte, la Arquidiócesis de México impulsará la formación de exorcistas para frenar lo que, a juicio de los sacerdotes, es una mayor presencia del demonio en la vida social del país y, en particular, de la Ciudad de México.
Con la anuencia del cardenal Norberto Rivera, quien en julio de 2008 dejó en claro que “todo sacerdote fue convocado a luchar contra el maligno en su terreno”, el presbítero Fidel Pérez Rodríguez, exorcista de la III Vicaría Episcopal, se dio a la tarea de crear un manual de exorcistas.
El libro que lleva por título Líbranos del Mal ofrece a los sacerdotes interesados un panorama amplio acerca de la Pastoral de la Liberación, a través de tres acciones concretas: Exorcismo Mayor o Solemne, Exorcismo Menor u Oración de la Liberación y la Oración de la Sanación.
Se deja en claro, que de acuerdo con los cánones del Vaticano, los exorcismos mayores sólo pueden ser realizados por el obispo de la diócesis o por un ministro de culto designado por la autoridad religiosa, mientras que todo sacerdote está facultado para realizar el exorcismo menor.
El texto apunta que para el exorcista, en momentos en que el culto a la Santa Muerte y la Santería, así como prácticas de violencia y crimen confunden a tantos católicos y dañan su espíritu, “es de vital importancia que todo sacerdote dedique parte de su tiempo a escuchar y atender a los fieles que padecen este tipo de afecciones”.
El manual de liberación ofrece toda una catequesis sobre la figura de Satanás y una completa recopilación de las prácticas demoniacas más comunes, así como sus consecuencias y explica qué tipo de trastornos puede causar el demonio en las personas y cómo se pueden defender ante este tipo de males.
“Creo que hoy más que nunca todos los sacerdotes de la Arquidiócesis de México debemos tomarnos más en serio el mandato de Nuestro Señor que nos pide sanar enfermos y expulsar demonios y no confundir más a la gete diciéndole que su padecimientos son sólo obra de su imaginación”, expuso el padre Fidel Pérez Gutiérrez.
Desde la óptica del sacerdote, cada día se incrementa el número de personas que se involucran en prácticas de ocultismo y esto las convierte en víctimas de sufrimientos como ver siluetas, sombras y objetos que se mueven solos; padecen enfermedades inexplicables; escuchar ruidos, sienten que las persiguen o llegan a ver personas que han muerto.
“Es ahí donde todos los sacerdotes tenemos una gran responsabilidad para liberar a estas personas a través del exorcismo menor, para el cual no necesitamos nombramiento”, aseguró el presbítero.
Advierte que muchas muertes han sido provocadas por las artes maléficas, muchas personas ha terminado en hospitales siquiátricos, otras más han sufrido enfermedades inexplicables y otras tantas terminan por destruir su matrimonio y su familia. En el apartado que trata sobre “las acciones extraordinarias” que puede provocar el demonio en quienes practican el ocultismo o consumen drogas, destacan el sufrimiento físico, la posesión demoniaca, la vejación y la obsesión diabólicas.
Asimismo, toca los temas de la infestación diabólica que pesa sobre los objetos y los animales, así como la sugestión y las dependencias demoniacas que someten a las víctimas a la servidumbre de Satanás.
Para defenderse de estos males, el padre Fidel Pérez enlista algunas acciones básicas como vivir en gracia de Dios, orar continuamente, acudir al Sacramento de la Reconciliación, vivir una vida cristiana y recurrir a Jesús, la Virgen María y los santos.
En el manual también recomienda para apartarse del demonio ser piadoso, sabio, prudente, e íntegro de vida, además de llevar una estricta vida espiritual basada en la oración de la Liturgia de las Horas, el Rosario y la confesión constante.
En este sentido, el presbítero ha puesto en marcha en la parroquia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Jesús de la colonia Valle Gómez, misas de liberación para alejar al demonio, a las cuales asisten más de 250 personas cada semana.
El Exorcismo Mayor o Solemne se lleva a cabo para liberar a una persona de la posesión diabólica y para ello se utiliza el “Ritual de Exorcismos” y quien lo realiza debe apegarse a las normas en cuanto al uso de ornamentos, signos sagrados y oraciones.
El Exorcismo Menor lo puede efectuar cualquier sacerdote y se realiza para liberar al afectado de opresiones u obsesiones, maleficios o influencia diabólica y se le llama también Oración de la Liberación y consiste en oración de súplica a Jesús.
(FUENTE: exelsior.com.mx)
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