Los fieles de Iemanjá rindieron hoy homenaje a la diosa de las aguas en una ceremonia en Copacabana, la playa más emblemática de Río de Janeiro, pese a la lluvia que espantó a los bañistas y a la decisión de la alcaldía de esta ciudad brasileña de suspender el patrocinio que le ofrecía a este evento.
En un culto que reunió a varias decenas de personas en las arenas de Copacabana, seguidores de la umbanda y del candomblé, las más conocidas religiones afrobrasileñas, entregaron este viernes sus ofrendas a Iemanjá, uno de los orixás (deidades de origen africano) más adorados en Brasil, para dar gracias por las bendiciones de 2017 y pedir buenos deseos para 2018.
La imagen de la diosa llegó a Copacabana al final de la tarde tras varias horas de recorrido de una caravana que tuvo inicio a las 11.00 hora local (13.00 GMT) en el Mercado de Madureira, un mercado popular en la zona norte de la ciudad que concentran a varias de las tiendas que venden objetos para los cultos de las religiones afrobrasileñas.
Y ya en la playa, tras un prolongado rito al ritmo de tambores africanos, los fieles, vestidos rigurosamente de blanco, construyeron montículos en la arena para sus ofrendas con flores y velas encendidas, y fueron hasta la orilla del mar para arrojarle sus agrados a Iemanjá.
Esta fue la decimoquinta edición de la procesión que se ha convertido en una tradición en esta ciudad brasileña cada 29 de diciembre y que este año por poco no se realizó debido a que la alcaldía no ofreció financiación para el alquiler de los cerca de 30 autobuses usados en el transporte de los fieles.
Pese a que la municipalidad aseguró que tuvo que reducir sus gastos por la grave crisis financiera enfrentada por Río de Janeiro, algunos críticos atribuyeron la decisión a motivos religiosos, ya que el alcalde que asumió en enero pasado, Marcelo Crivella, es pastor de un grupo evangélico muy crítico de los cultos afrobrasileños.
El culto a Iemanjá, declarado patrimonio cultural carioca e incluido en la agenda oficial de eventos de Río de Janeiro, fue patrocinado este año por algunos de los comerciantes del Mercado de Madureira.
"Nos encargamos, como siempre, de la apertura de los festejos de fin de año Río de Janeiro", aseguró Hélio Simuns, uno de los organizadores de la procesión, al destacar que la ceremonia atrajo a varios de los cientos de turistas que ya están alojados en Copacabana a la espera del Reveillon, la tradicional fiesta de año nuevo en esta ciudad y para la que se esperan unas tres millones de personas el próximo domingo.
Pese a que esta ceremonia era realizada tradicionalmente el último día del año y dio origen a muchos rituales que se siguen en el Reveillon, como el uso de vestimenta blanca y las ofrendas en la playa con flores, botellas de licor, perfumes y velas encendidas, los fieles de Iemanjá volvieron a anticipar la fecha en dos días, como lo vienen haciendo hace una década, para no coincidir con la fiesta de fin de año de Copacabana.
Ello debido a que el famoso Reveillon de Río de Janeiro reúne por lo general a más de dos millones de personas en Copacabana y las calles del barrio son bloqueadas, lo que dificulta el acceso de los seguidores de las religiones afrobrasileñas a la playa.
El año pasado, la umbanda, que tiene seguidores también en países vecinos, como Argentina, Uruguay y Paraguay, fue declarada parte del patrimonio cultural inmaterial de Río de Janeiro, ciudad considerada como su cuna.
La religión fusiona elementos del catolicismo, del espiritismo de Allan Kardec, del ocultismo de raíces orientales, de corrientes africanas, tradiciones indígenas americanas y ritos de magia blanca y se rige por el culto a los Orixas (dioses), agrupados en elementos de la naturaleza, como el fuego, el agua, el aire y la tierra.
(FUENTE: EFE)
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