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martes, 26 de diciembre de 2017

Los brasileños miran a los espíritus en busca de buenos augurios para 2018


Cansados de una crisis económica que no termina y de un sinfín de escándalos de corrupción de su clase política, los brasileños se vuelcan en la recta final del año en sus "orixas", sus espíritus africanos, en busca de buenos augurios para 2018.

Aunque el culto a los "orixas" es una constante durante todo el año en países como Brasil, con una fuerte influencia de las religiones africanas, en diciembre se multiplican las ceremonias tanto por los homenajes a algunas de las más populares deidades, como Iemanjá, la reina del mar, como porque los brasileños se apuran para "limpiarse" espiritualmente y estrenar un ciclo con las mejores vibraciones.


Las ventas en herbolarios y en tiendas especializadas en religión se disparan en las últimas semanas del año.


Uno de los mas tradicionales y concurridos establecimientos de este estilo es el mercado de Madureira, en la zona norte de Río de Janeiro y en donde se multiplica la oferta dedicada a los cultos religiosos a precios razonables.

Las tradicionales velas que sirven para el culto cristiano y las ceremonias de umbanda y candomble conviven con imágenes de santos católicos, "orixas" e incluso "gitanas" y "entidades" como "Ze pilintra", un "malandro" considerado el "espíritu de los bares" que tiene público propio y cuya imagen aparece incluso reflejada en vasos de cuello largo -como los utilizados para tomar combinados- que se pueden adquirir por 5 dólares.

La estrella de las ventas en estos días en Madureira es Iemanjá, que a mediados de diciembre avanza sobre su "barco" por las aguas de la popular playa carioca de Copacabana.

Sus seguidores lanzan al mar flores blancas, obsequios para la diosa, comida y hasta perfume, aunque si alguno no tuvo tiempo de preparar su ofrenda puede adquirir por precios que oscilan entre uno y 30 dólares todo el "paquete Iemanjá", que puede incluir desde un peine, un espejo, jabón, colonia y polvos de maquillaje para la diosa, hasta una pequeña barca de madera, con una botella de espumante y una copa.

"Se trata de dejar el año que pasó, que en Brasil ha sido difícil. El brasileño sabe superar y pide para olvidar todo ese año. Ahí pides un año mejor y haces tus agradecimientos", explica a Efe Helio Sillman, regente de una de las tiendas de Madureira.

Sillman, como varios de sus vecinos en el mercado, confía en remontar este mes la crisis que ha castigado al pequeño comercio durante los últimos años, con caídas de entre un 20 % y un 30 % en las ventas.

"Sí claro, noté un descenso de las ventas, lo que yo intento hacer es mantenerme. La venta que fue buena y hoy está difícil, hace que tengamos que trabajar más, bajo los precios, hago propaganda, promociones como lleva cinco paga dos... Bajamos los costes, baja el precio y con esto incentivamos más a las personas", apunta Sillman.

También Elizabeth Noronha, encargada de otra de las tiendas de culto del mercado, ha reducido sus márgenes para impulsar las ventas y, aunque empieza a notar más movimiento, prefiere mantener la prudencia.

"Se ha notado mucho la crisis porque la gente necesita primero la comida, eso es lo más importante", reconoce.

Adriene Trindade ha adelantado este año sus compras para homenajear a Iemanjá porque, dice, tiene mucho que agradecer.

"Llevo a la playa flores, ofrendas, todo a lo que tiene derecho. Le pido paz, salud, armonía, que le vaya todo bien a mi familia", explica.

Joao Alberto respeta la ceremonia pero opta por los baños espirituales con hierbas, como el "abrecaminos", y el incienso de "arruda", que según la tradición sirve para ahuyentar el "mal de ojo".

"Lo importante es que la persona que pide lo haga con buena voluntad. Hay quien salta siete olas para despedir el año, otros tiran flores blancas o ponen velas... Todo puede servir siempre que se haga con fe y buena voluntad", concluye Joao.

(FUENTE: eldiario.es)

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