Largos entrenamientos, partidos a puerta cerrada o el clásico ‘hemos quedado para echar unos tiros’ son las excusas más habituales. Un estudio realizado por Golf Support revela que los hombres que practican determinados deportes de equipo durante al menos seis horas a la semana son más proclives a ser infieles a sus parejas. De los 1.750 jóvenes encuestados, el 21% de los aficionados al rugby admitió haber usado una de estas tapaderas para ocultar una aventura. Y los jugadores de fútbol no quedaron atrás: el 19% confesó haber hecho lo mismo en alguna ocasión.
El motivo parece estar relacionado con el incremento en los niveles de testosterona, que se disparan cuando se practican deportes de resistencia. Además, las investigaciones apuntan a que la ‘presión del vestuario’, la retroalimentación hormonal entre los jugadores, puede empujar a los jugadores a fomentar esta cultura de la infidelidad.
No obstante, el estudio no afirma que exista una ‘causa-efecto’ entre el deporte y la tendencia a la traición, pero sí permite constatar que su práctica es el comodín para poder sacar tiempo, sin demasiados problemas, para compartir una tarde entera con una chica que no es tu novia sin levantar sospechas.
(FUENTE: codigonuevo.com)
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