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sábado, 13 de mayo de 2017

Celos y redes sociales, una combinación tan explosiva como manejar borracho


Para nadie es un secreto que, si las relaciones heterosexuales son complejas en temas de fidelidad, en las homosexuales lo son aún más, al punto que personalmente opté por pensar que son una utopía y ahora vivo más tranquilo, sin relaciones por el momento.

Mi novio de la época me había ignorado en WhatsApp por dos días seguidos, las llamadas eran muy cortantes: “Estoy en el trabajo, no puedo contestar". Así pasaron los días y yo veía cómo su última conexión siempre era de unos pocos minutos antes.

Tuve la sensación de que él tenía a alguien más, así que instalé una aplicación de citas para homosexuales en mi celular (de las que utilizan la localización de uno) y con fotos y números de teléfono falsos creé un perfil para ver si lo encontraba. (Lea "Hice los cálculos: cómo la estadística en Messenger me reveló que mi pareja me engañaba")

Hablé con bastantes personas que aparecían cerca a su casa -lo hice instalando una app que simula una ubicación por GPS- pero no di con mi ex. Me tranquilicé sólo un poco, aunque la incomodidad seguía ahí.

Le pedí a un amigo, que tenía otra de esas apps, que le hablara y le empezara a coquetear si lo veía conectado. Al cabo de unos pocos días, sucedió: ellos empezaron a hablar y mi amigo me mandaba pantallazos. ¡Oh sorpresa! Mi ex le dijo a mi amigo que tenía novio, de 19 años (yo tenía 21) y que estudiaba idiomas (yo estudio algo completamente diferente) y en una universidad pública muy reconocida (yo estudio en una privada).

Me puse en la tarea de revisar su perfil de Facebook, busqué en más de 100 actualizaciones de estados las personas que más ‘likes’ le habían dado, teniendo en cuenta si era un corazón, pulgar arriba, risas y así.

Di con una persona que le había dado ‘like’ a más de 30 estados, y 'corazón' a otros 40. Inmediatamente, creé un perfil falso con la foto de esa persona, me hice pasar por él, le envié solicitud de amistad a mi ex y tremenda sorpresa cuando recibí un mensaje: "Amor ¿Por qué tienes dos perfiles?".

Esa misma noche mi ex me reclamó por una foto que yo tenía con otro exnovio de meses atrás que olvidé borrar y quedó en Facebook guardada. La excusa perfecta, terminamos y de ahí en adelante prefiero no tener a mis parejas en redes sociales, dicen por ahí: "Ojos que no ven, corazón que no siente".

(FUENTE: elespectador.com)

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