Científicos del Centro de Investigación Psicodélica del Imperial College de Londres han comprobado que la ayahuasca, y más concretamente la DMT, altera significativamente la actividad eléctrica del cerebro y provoca una experiencia similar a la de soñar despierto.
Se conoce como soñar despierto a una experiencia durante la cual el contacto con la realidad se distorsiona y se sustituye por una fantasía visual placentera que se experimenta como si la persona estuviera despierta, en vez de soñando.
La ayahuasca es una bebida tradicional indígena de los pueblos amazónicos de las áreas tropicales y subtropicales de Sudamérica que se consume en determinados ritos chamánicos para provocar estados alterados de consciencia.
DMT, la clave
Uno de los principales componentes psicoactivos de la ayahuasca es la DMT (o dimetiltriptamina), un químico natural que se encuentra en cantidades minúsculas en el cerebro humano, pero también en grandes cantidades en varias especies de plantas en todo el mundo.
El nuevo estudio explica por qué las personas que toman DMT y ayahuasca experimentan imágenes visuales intensas y experiencias inmersivas de sueño despierto.
Los relatos de personas que han tomado DMT informan de intensas alucinaciones visuales a menudo acompañadas de fuertes experiencias emocionales e incluso aproximaciones a una supuesta realidad o dimensión alternativa.
A los científicos les interesa especialmente la DMT porque produce experiencias psicodélicas relativamente cortas pero intensas que permiten recopilar datos sobre la actividad cerebral cuando la consciencia se altera profundamente.
Metodología
Para conocer lo que pasa en el cerebro durante esa experiencia, los investigadores reunieron a 13 voluntarios en un entorno clínico para tomar medidas de electroencefalografía (EEG) después de suministrarles por vía intravenosa DMT. A una parte de esos voluntarios se les suministró solamente un placebo, para que actuaran como grupo de control.
En las personas que recibieron realmente DMT, el pico de la experiencia psicodélica duró alrededor de 10 minutos y el análisis de los datos reveló que el psicodélico alteró significativamente la actividad eléctrica del cerebro.
Lo más notorio es que provocó una caída estrepitosa de las ondas cerebrales alfa, que dominan el ritmo eléctrico cerebral mientras dormimos: se originan durante períodos de relajación, con los ojos cerrados, pero todavía despierto.
Los investigadores también observaron un aumento de corta duración de las ondas theta, asociadas con las primeras etapas de sueño.
Además de los cambios en los tipos de ondas cerebrales, los investigadores descubrieron que, en general, la actividad cerebral se volvió más caótica y menos predecible, lo opuesto a lo que se ve en estados de conciencia reducida, como en el sueño profundo o bajo anestesia general.
"Los cambios en la actividad cerebral que acompañan al DMT son ligeramente diferentes de lo que vemos con otros psicodélicos, como la psilocibina o el LSD, donde vemos principalmente solo reducciones en las ondas cerebrales", explica el autor principal, Christopher Timmermann, en un comunicado.
Patrones cerebrales caóticos
Describen lo que ocurre en el cerebro después de tomar DMT como la emergencia de patrones caóticos en la actividad cerebral que provocan la inmersión de la consciencia en una equivalente a la de soñar con los ojos abiertos.
Aclaran que es difícil expresar lo que esas personas experimentan con DMT y que describirlo como soñar despierto es solo una aproximación útil para entender algo de lo que se vive en ese estado.
Por último, indican que DMT puede proporcionar información importante sobre la relación entre la actividad cerebral y la consciencia, y que este estudio es un primer paso en esa dirección.
Más DMT y fMRI
Concluyen que, si bien no está claro si DMT puede tener algún valor clínico, van a desarrollar nuevas investigaciones con mayores dosis de DMT para obtener más información de la experiencia psicodélica y recopilar más datos que tal vez sean útiles para la práctica médica.
Añaden que los estudios futuros incluirán registros más sofisticados de la actividad cerebral, como fMRI, para mostrar qué regiones y redes del cerebro están afectadas por DMT.
Creen que la corteza visual, situada en el lado posterior de la corteza occipital (responsable del procesamiento de los estímulos visuales) es probable que esté involucrada en las experiencias DMT.
(FUENTE: tendencias21.net)
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