Si bien el culto a la Santa Muerte ha sido relacionado a nivel nacional con personas dedicadas a actividades ilícitas, como el crimen organizado, el registro de homicidios perpetrados probablemente como sacrificio a ese culto no son comunes.
Así lo informó José Gil Olmos, periodista, autor del libro “La Santa Muerte, la Virgen de los Olvidados”, quien explicó que los dos crímenes registrados en los últimos días en Ciudad Juárez probablemente a manera de sacrificio a la polémica divinidad podrían marcar una nueva modalidad en la creencia, en la que es común pedir protección, mas no asesinar personas como tributo.
“Serían casos muy excepcionales, muy particulares de Ciudad Juárez, que no se registran en ninguna otra parte del país entre los devotos de la Santa Muerte”, dijo Gil Olmos, también autor de los dos tomos del libro titulado “Los brujos del poder”.
El periodista fue consultado vía telefónica a la Ciudad de México luego de que en esta frontera se registraran dos crímenes al parecer relacionados con el culto a la Santa Muerte en menos de dos semanas; el más reciente de ellos, en contra de un adolescente de 13 años cuyos homicidas, ya detenidos, dijeron a las autoridades haber perpetrado el homicidio “porque tenían que quitarle la vida a varias personas para ser admitidos en ‘La Línea’”.
Al respecto, Gil Olmos explicó que, de confirmarse este móvil, sería un indicativo de que los grupos dedicados al crimen organizado están siendo cada vez más selectivos con el propósito de ser más fuertes, por lo que habrían empezado a exigir este tipo de ritos de iniciación antes de permitir el ingreso de nuevos integrantes.
“Históricamente, todos los grupos y organizaciones, desde las religiosas hasta las políticas, han seguido rituales de iniciación que sirven para fortalecer a la propia organización y, en este caso, no estaríamos alejados de ver que estos grupos necesiten fortalecerse internamente. Sería la expresión más clara de que los diferentes grupos del crimen organizado se están cerrando para ser más fuertes, que están siendo más selectivos”, dijo.
El culto a la Santa Muerte es tan abierto en Ciudad Juárez que, desde agosto de 2010, existe un santuario que celebra misas y al que cada domingo acuden decenas de personas.
También, en el Centro de Readaptación Social municipal hay un grupo de internos que el año pasado ganaron una beca del Consejo Nacional Para la Cultura y las Artes para construir dentro del penal un altar en honor a dicha creencia.
Y es que el culto, explicó Gil Olmos, de manera regular tiene una fuerte vinculación con el cristianismo y es una tradición que en México se remonta al siglo XVIII, sobre todo entre los sectores más desprotegidos y marginados de la sociedad.
Pero es en la década de los años 90, cuando se conoce que diversos narcotraficantes detenidos, como Osiel Cárdenas, son seguidores de la Santa Muerte, que el culto empieza a ser relacionado de manera general con el crimen organizado.
Para el sociólogo del Colegio de Chihuahua, Carlos Murillo, la fuerte presencia de la Santa Muerte resulta natural en un entorno como el juarense, donde hay un alto número de hechos violentos cometidos por personas que, presumiblemente, también buscan tener protección.
“El culto tiene años, y los cultos populares nacen de la gente y se van instalando, más allá de lo que está permitido o no, y eso no se puede detener”, dijo Murillo.
“Lo que sí se puede hacer es analizar por qué la gente está recurriendo a ese tipo de cultos, y como aquí la circunstancia de la muerte es real, constante y cotidiana, y hay un sector de la población que se dedica a trabajar para la muerte, por decirlo de alguna manera, pues no es difícil entender que exista un interés por este tipo de grupos, pero hay que tomar en cuenta que es una religión popular”, agregó Murillo.
Con él coincidió el análisis de José Gil Olmos, quien explicó que la petición más común a la Santa Muerte es la protección, por lo que no resulta raro que quienes más la busquen sean quienes sienten más cercano el riesgo de perder la vida.
“Me parece que es una expresión clara de cómo los integrantes del crimen organizado, desde las bases hasta la dirigencia, tiene un perfil sumamente religioso y supersticioso; como son personas que están muy cercanas a la muerte, siempre buscan un asidero de dónde agarrarse, y en ese asidero buscan esencialmente la protección y la buena suerte”, explicó Gil Olmos.
“Son los sectores más marginales y los que están más en riesgo de perder la vida los que más se acercan, y dicen eso: que lo más cierto de la vida es la muerte, y resulta que ahora la Santa Muerte es una de las pocas esperanzas de vida de los mexicanos”, agregó el experto.
(FUENTE: diario.com.mx)
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