No hay que dejarse engañar con los rascacielos, las calles congestionadas con los automóviles lujosos más recientes o los aparatos de alta tecnología en los bolsillos y las bolsas de mano. Tailandia, un país de 65 millones de habitantes, ha abrazado la modernidad, sí, pero muchos tailandeses dirán que los fantasmas y espíritus aún merodean las calles y habitan los edificios.
Importantes decisiones empresariales a menudo requieren la consulta con un adivino. Ministros de gabinete y funcionarios militares están, a veces, tan preocupados con la numerología y el consejo de sus chamanes que la política en Tailandia podría denominarse el arte negro de lo posible.
``Aún tenemos nuestros fantasmas, aún tenemos magia negra'', comentó Todsaporn Jamsuwan, el cofundador de Holy Plus, una compañía que hace ``casas de espíritus'', las omnipresentes estructuras en miniatura que parecen casas de muñecas y sirven de morada para los fantasmas protectores.
Lejos de abandonar las creencias tradicionales en lo paranormal, Tailandia está aprovechando las fuerzas de la tecnología y la modernidad para reforzarlas.
La empresa de Todsaporn ha ajustado la idea de la casa de los espíritus, remplazando la madera con modernos materiales de construcción, como cerámica, vidrio y paneles de granito. Con cableado eléctrico e iluminación interna, las casas de los espíritus de Holy Plus parecen edificios de oficinas y condominios de vidrio y acero, a los que deben proteger.
Quienes pudieron haber pronosticado hace unas cuantas décadas que el ascenso de la ciencia y la tecnología finalmente eliminaría la preocupación de tiempo atrás de Tailandia por lo sobrenatural, deberían visitar una de las miles de tiendas 7-Eleven del país. Se venden amuletos para proteger y atraer la buena suerte junto a pastillas para el aliento. Libros de horóscopos están mezclados con los fideos instantáneos y la comida chatarra.
Hay canales de YouTube dedicados a la adivinación, y los programas de compras por televisión pregonan amuletos y programas informáticos, como ``Maestro del feng shui'', que se anuncia para ayudar a adivinar los precios futuros del oro.
Luck Rakanithes, un adivino que empezó hace dos décadas a ofrecer horóscopos a la antigua (cara a cara en el rincón de un oscuro hotel de Bangkok), ahora tiene un centro de atención telefónica con un salón lleno de adivinos sentados en cubículos, que usan auriculares como si vendieran tarjetas de crédito o brindaran apoyo técnico.
Transmiten consejos celestiales a través de antenas parabólicas por 15 baht, o 50 centavos de dólar, el minuto.
``Sólo hay dos cosas en las que la gente está muy pero muy interesada: el sexo y la adivinación'', dijo Luck, cuyo nombre, señaló, sólo corresponde por casualidad a la palabra inglesa para buena suerte.
Cada año, los tailandeses en conjunto gastan cerca de 1,900 millones de bahts, o unos $63 millones, en visitas a adivinos tradicionales, según el Centro de Investigación Kasikorn en Bangkok. En promedio, los consultaron tres veces en el 2008, el año más reciente para el cual hay cifras disponibles, según Kasikorn. Lo cual representa un incremento de dos veces por año respecto de principios de la década.
``La gente aún hace fila para ver a los adivinos famosos'', expresó Pichit Virankabutra, el curador de una exposición sobre fantasmas que, desde agosto, ha atraído a 120,000 visitantes en el Centro de Creatividad y Diseño de Tailandia en Bangkok. ``Confían en que será más humano''.
La adivinación en línea es barata y fácil, dijo Pichit, pero ``si te puedes conectar en persona, es mejor que el frío teclado de la computadora''.
Algunos tailandeses prefieren también las casas de espíritus. Cuando Todsaporn introdujo sus versiones modernas, ``tuvimos que responder muchas preguntas de nuestros clientes y sus sacerdotes brahmanes'', contó.
La construcción de las nuevas casas de espíritus --baldosas de cerámica en lugar de madera-- se percibía como inhóspita para ellos.
``Algunas personas dijeron: Los seres celestiales no se quedarán aquí porque no tiene el estilo de un templo --no vivirán aquí--, dijo Todsaporn. ``Respondí: ¿Alguna vez ha hablado con un espíritu? ¿Cómo sabe?''.
En el oeste y el este, muchas personas disfrutan una buena historia de fantasmas o un vistazo de cuando en cuando a su horóscopo.
Lo que distingue a Tailandia y otros países asiáticos es la prevalencia de la adivinación y otras actividades relacionadas con lo sobrenatural en los niveles más altos del gobierno.
En un libro publicado hace dos años, un renombrado adivino tailandés narró su consulta con uno de los poderosos generales del país, Sonthi Boonyaratglin.
Se reunieron en enero del 2006, en un momento de estancamiento político, y el adivino Warin Buawiratlert le dijo al general: ``Debe haber un golpe de Estado''.
``¿Quién va a hacer eso?'', preguntó el general. El adivino, quien le dijo que era la reencarnación de un guerrero del siglo XVIII, respondió: ``Usted''.
Nueve meses después, en lo que algunos consideraron el día favorable del 19 de septiembre, Sonthi cumplió su destino, y derrocó al gobierno.
(FUENTE: elnuevoherald.com)
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