Aquellos que pudieron visitar el sitio arqueológico Huaca Prieta, en Perú, o leído sobre él sabrán que se trata de una estructura ceremonial de hace alrededor de 7.800 años, en tierras costeras del antiguo Perú.
Localizada en el departamento de La Libertad, y a 600 kilómetros de Lima, la Huaca Prieta fue estudiada por un equipo de arqueólogos estadounidenses en 1946. En resumen, se trataba de un conjunto de casas semisubterráneas con entrada estrechas y escalones de acceso. El conjunto está rodeado de desperdicios y capas que se acumularon por generaciones y albergaba en su interior un tesoro histórico de tiempos muy lejanos: muestras de arte textil con diseños zoomorfos y antropomorfos rudimentarios.
No obstante, un nuevo estudio publicado ayer ha sorprendido a la comunidad científica: este da cuenta de cómo a 30 metros bajo el montículo han sido descubiertos huesos de animales, restos de chimeneas, herramientas, y restos de plantas dejados por los americanos más antiguos con una edad de aproximadamente 15.000 años. El hallazgo hace de la Huaca Prieta uno de los más antiguos sitios arqueológicos en todo el continente y sugiere que los primeros migrantes se trasladaron a lo largo de la costa.
Inicialmente, el equipo de Tom Dillehay de la Universidad Vanderbilt, Estados Unidos, quiso estudiar a la huaca misma. Pero luego curiosearon en los cimientos de la base, continuaron bajando y llegaron a la fosa más profunda, a 31 metros de profundidad. Sorpresivamente, las capas contenían signos de ocupación humana, informó el equipo en una publicación en Science Advances.
El análisis de radiocarbono de la leña arrojó que los humanos estuvieron ahí hace 15.000 años. Por su antigüedad, el estudio hace a la Huaca Prieta un elemento más en la pequeña pero creciente lista de lugares anteriores a los 14.000 años de antigüedad que cambian la visión de la ocupación del continente por parte de los antiguos americanos.
Se creía, tradicionalmente, que los primeros habitantes lo poblaron a través de un pasaje descongelado que atravesaba Alaska y Canadá, que alcanzaba el interior de los Estados Unidos unos 13.000 años atrás. En tiempos recientes, sin embargo, lugares antiquísimos aunque bien documentados como Monte Verde, en Chile, convencieron a los arqueólogos que los humanos llegaron a la América profunda aproximadamente 14.800 AP. Esto, a su vez, los habría dejado con una sola ruta lógica en las Américas: bajando por la costa pacífica. No obstante, esta migración aún carece de pruebas contundentes.
El nuevo hallazgo, en cualquier caso, echa nuevas luces sobre los antiguos humanos en la costa del Pacífico. Estos, dice el trabajo, vivían en campamentos temporales en zonas de humedales comiendo palta (aguacate), distintos tipos de chiles, moluscos, escualiformes (tollos), aves y leones marinos. Lo interesante aquí es que no se halló redes de pescar ni harpones. Esto se debería a que aquellos habitantes no los necesitaban: por la noche el mar los arrojaba a las pozas tierra adentro y al retirarse las aguas en el día, las criaturas marinas quedaban atrapadas a merced de los hambrientos antepasados. Los locales de estos tiempos hacen lo propio.
Los autores creen que estos humanos no serían los primeros en la zona, a juzgar por todo lo demostraron saber de la vida en aquellos ecosistemas. En lugar lanzas, los antiguos pobladores convirtieron piedras redondas en herramientas punzocortantes para abrir conchas y cortar plantas. Estamos hablando de más evidencias de la migración costera, aunque pocas por ahora. Artículos similares fueron descubiertos en la Isla Cedros en Baja California, Estados Unidos, habitada hace 12.000 años.
No son pocos los estudios que cuestionan la teoría del paso de Beringia. Un estudio el año pasado publicado en Nature indicó que la ruta de entrada por un corredor entre Siberia y Alaska fue “biológicamente inviable” para los antiguos pobladores, ya que no se registraba vida en el área cuando se suponía que los humanos pasaban —lo que hubiese hecho imposible la supervivencia.
(FUENTE: nmas1.org)
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