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lunes, 10 de diciembre de 2018

Andrés Calamaro ofrece detalles de su contacto con un OVNI


Ocurre con Andrés Calamaro (Buenos Aires, 1961) que cada paso que da levanta una irresistible mezcla de curiosidad y excitación. En lo musical, porque ha aportado obras esenciales del rock en castellano (con Los Rodríguez, y en solitario con discos como Alta suciedad u Honestidad brutal). Y como personaje público porque sus reflexiones y acciones son casi siempre imprevisibles, basculando entre la intelectualidad y la chaladura.

El rockero tiene nuevo disco, Cargar la suerte, que ha sido saludado como un buen trabajo: no llega a la calidad de sus obras cumbre, pero derrocha gotitas de genialidad, más que en sus obras recientes.

Y como tiene nuevo álbum, Calamaro ha accedido a hablar con los periodistas. Y ahí, Andrés es una fuente de anécdotas suculentas. Ocurrió en el programa de la radio argentina Nada personal. El cantante estuvo repasando su trayectoria mientras iba hablando de amigos músicos (Gustavo Cerati, Charly García), de sus estancias en España, de su época dura con las sustancias... Y entonces llegó el momento.

El periodista pregunta, dubitativo: "Andrés, yo no sé si será verdad o es un mito eso de que una vez tuviste un avistaje de ovni. ¿Es cierto eso?". El músico no duda: "Absolutamente cierto".

 Y detalla cómo fue aquello. Ocurrió a principios de los ochenta, mientras Calamaro estaba de gira con Los Plateros, antes de incorporarse a Los Abuelos de la Nada.

Recorrían toda la provincia de Buenos Aires. Entonces el guitarrista Gringui Herrera le dice a Calamaro que mire por la ventana.

Y relata Calamaro: "En medio del campo había unas luces que no tenían ninguna explicación. Como una luz fija. Se veía como si hubiera un poco de niebla. No se veían las estrellas, pero estas luces sí. Había una luz fija y otra que se movía un poco. Y después parecían alejarse. Las estuvimos viendo un rato. Despertamos a otros del grupo para que la vieran también. Fíjate que una semana después en la revista Siete días salía un artículo sobre esto, que creo que se llama avistamiento, que es ver un ovni.  Salía un mapa de toda la gente que lo había visto en América. Y casualmente la parte de provincia de Buenos Aires estaba en la ruta".

Y el músico remata la historia: "Era un auténtico objeto volador no identificado. O sea, ni yo ni nadie lo podían identificar. Y volaba. Por lo tanto, técnicamente vimos un ovni, un objeto volador no identificado".

Pero esta historia todavía no ha acabado. Años después, en 1984, Calamaro abre su primer disco en solitario, Hotel Calamaro, con la canción Fabio Zerpa tiene razón. ¿Quién es Fabio Zerpa? Un aventurero y ufólogo uruguayo que se hizo muy famoso en Argentina desde los años cincuenta porque aseguraba haber visto ovnis. Después de ver Calamaro a su ovni compuso una canción que dice: Fabio Zerpa tiene razón./ Hay marcianos entre la gente./ No sé que quieren ni de dónde son./ Ni que hacen aquí en la tierra./ Pero de algo estoy seguro./ Que están copando el mundo a traición".

Otra de las intimidades que se han sabido de Calamaro estos días es que lleva tiempo viviendo solo, una condición casi inédita en su vida y que se intuye en las nuevas letras de su disco. El rockero terminó su relación en 2017 con la modelo y actriz argentina Micaela Breque, de 29 años. Breque vive ahora en Madrid con el también músico (y estrella de las redes sociales) James Rhodes. Este pianista londinense saltó a la fama después de escribir Instrumental, un libro donde narra con crudeza los abusos sexuales que recibió de pequeño por su profesor de gimnasia.

En una entrevista con la web Efeeme, Calamaro habla de su nueva condición de soltero: "Este último año y medio abracé otro estilo de vida. Vivo solo, 'sin novia ni reloj', como cantaría Jorge Ilegal. La soledad tiene la comodidad de un pantalón que usamos todos los días, se instala y nos termina gustando. La soledad… Cambié mis hábitos alimentarios. Yo mismo elijo la comida en el mercado y cocino la cena todos los días. Además entreno boxeo, pocas cosas me gustan tanto como vendarme y ponerme los guantes. También hubo cambios en el decorado de mi vida y mi casa es ahora una catedral para escuchar discos. Escucho música todo el día y de noche".

Como siempre, honestamente brutal...

(FUENTE: elpais.com)

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