En la década de los noventa se fundó "Circlemakers", un colectivo de arte dedicado a explorar el fenómeno de los círculos y el papel del engaño en el proceso de creación artística.
En algunos campos sembrados, en especial en Inglaterra y Australia, desde los años 60 aparecen dibujos, generalmente geométricos, de gran tamaño que, naturalmente, solo pueden ser apreciados desde la altura. Los autores los hacen como un desafío y trabajan como guerrillas de arte, igual que los graffiteros (de noche y tratando de que nos los detenga la policía). La razón para esconder su identidad es obvia: todos los trabajos están dentro de propiedades privadas. Y que no se sepa quién hace estos dibujos da pie para que, quienes creen en la vida extraterrestre elaboren teorías sobre supuestos mensajes del más allá.
Los autores, gracias al halo de misterio que rodea a las obras, logran una difusión mundial ya que siempre se presentan como hechos de origen sobrenatural, de imposible realización humana y, junto con los informes en los noticieros, no pueden faltar las palabras alienígenas, OVNI, seres de luz, etc, todo acompañado por la musiquita de los “Expedientes X”. Ese es el momento en el que supuestos ovnitólogos hacen su aparición en la televisión, elucubrando teorías e interpretaciones de los dibujos y de sus supuestos mensajes. En algún lugar los autores deben estar riéndose por el revuelo que son capaces de provocar. A los que nos les causa gracia es a los dueños de los campos, que se quejan de perder parte de su siembra y consideran a los artistas como vándalos.
A los dibujos en los sembrados conocidos como agroglifos (o el más realista “crop circles”, o círculos de tractor) se los conoce desde hace mucho tiempo y el registro más antiguo es de 1678: fue encontrado en un diario que relata que un agricultor contaba que un demonio había cortado un gran círculo en sus cultivos.
Existe otra posible antigua referencia, del siglo XVI, en el tratado de Matus, del que se conservan dos ejemplares y en donde aparece lo que podría ser un fenómeno de “crop circles”, tal y como lo describiría un investigador moderno, con unos efectos luminosos procedentes del cielo y unos círculos formando un conjunto sobre el terreno.
El fenómeno, tal y como lo conocemos actualmente, comenzó hace medio siglo en Australia, aunque no eran más que algunos dibujos sencillos. Concretamente, en 1966, en la provincia de Queensland, aparecieron unos óvalos sencillos y perfectos.
En 1975 aparecieron los primeros “crop circles” en Winchester, Inglaterra, y los medios comenzaron a publicarlo como algo de otro mundo. Eran unos círculos de 10 metros de diámetro.
Hasta el momento estos diseños han aparecido en más de 80 países. Quienes conocen de cultivos dicen que el efecto de los dibujos es beneficioso para el cultivo ya que les brinda una mejor aireación y llegada de los rayos del sol.
En la década de 1990 se fundó “Circlemakers”, un colectivo de arte dedicado a explorar el fenómeno de los círculos y el papel del engaño en el proceso de creación artística. John Lundberg, un diseñador gráfico de 33 años y sus colaboradores –Rod Dickinson, Gavin Turk, Simon Bill, Wil Russell y Rob Irving– pusieron en marcha una página web en donde, de manera detallada, explican cómo realizan los trabajos. El grupo de rock metálico Korn (maíz, en inglés) le encargó a los “Circlemakers” que hicieran círculos en un campo de cereales donde tocarían y también que dibujen sobre el terreno el logo de la banda. Eso fue en julio de 2010, el dibujo tenía 240 metros de largo por 160 de ancho y fuer acompañados de una campaña viral por internet.
Los “circlemakers” ya habían sido contratados para la película “Señales”, en 2002, dirigida por M. Night Shyamalan, en la que actuaron Mel Gibson y Joaquín Phoenix. Allí aparecen círculos en un maizal y extraterrestes, los que aparentemente han sido los autores, y con ello se sigue abonando la teoría de que los dibujos no son realizados por humanos.
En 1991 aparecieron Doug Bower y Dave Chorley, dos jubilados que se adjudicaron la autoría de los primeros círculos aparecidos durante mediados de los años setenta, mostrando detalladamente a la prensa cómo los realizaron. Los creadores del fenómeno empezaron realizando simples círculos con la idea de que los ufólogos los consideraran obra de extraterrestres, haciendo correr el rumor en los pubs de los pueblos en donde aparecían los dibujos. La sugestión hacia el resto, lo que indica que la broma o el engaño fueron el “leiv motiv” de los dibujos desde el comienzo.
Con el tiempo los “agroglifos” se fueron haciendo mucho más complejos y más grandes. Por el momento el mayor tiene una dimensión de 250 metros de diámetro y, como es lógico, para poder verlos hay que sobrevolarlos.
En Argentina el caso que tuvo mayor resonancia fue el ocurrido en Chicoana, Salta, en 2008, donde un grupo de niños y docentes de una escuela rural vieron luces muy potentes en el cielo y luego descubrieron formas sobre un campo sembrado. En 2008, en la localidad cordobesa de Las Perdices, fue descubierto un círculo de 25 metros de diámetro.
Es curioso, quienes creen que son cosas de extraterrestres, alienígenas o como quieran llaman a los supuestos habitantes de otros planetas, se niegan a creer que son personas de este planeta capaces de realizar estos intrincados dibujos. Arte campestre o simple divertimento, no hay otra cosa.
(FUENTE: gacetamercantil.com)
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