—Confié y fue maravilloso. Experimenté una limpieza física con vómitos y diarrea, y luego tuve una visión clara de mi propia vida, supe qué cosas tenía que cambiar y cuáles no.
Cuando le invitaron a su primera ceremonia chamánica en 2002, Alberto Varela desconocía qué era ese brebaje oscuro que le ofrecían una psicóloga y un médico colombianos. Él había ido a Bogotá a presentar su libro de terapias alternativas, y de pronto se encontraba en las afueras de la ciudad.
La vida de este argentino cambió entonces por completo. Varela regresó a la selva colombiana un mes después y durante un año acompañó a chamanes en rituales de ayahuasca, una bebida que se elabora desde hace 10.000 años mediante la cocción de varias plantas. Su elemento principal es la ayahuasca, una liana que produce una purga física que a menudo deriva en alucinaciones.
Tradicionalmente, 400 comunidades de Colombia, Perú, Brasil y Ecuador han utilizado la ayahuasca para tener experiencias espirituales, místicas y religiosas, pero también para curar trastornos emocionales y psíquicos y prevenir enfermedades. El término ayahuasca procede del Quechua, y significa “liana que lleva al lugar de los muertos”.
Tuvieron que pasar muchas tomas hasta que Varela quedó convenció del potencial de esta planta para curar los “males del alma”. Lo que no esperaba es que el centenario Taita Querubín, uno de los chamanes más importantes de Colombia, iba a proveerle de las mejores plantas y a animarle a llevarlas a Europa:
—Yo le dije que estaba loco, yo no soy médico, ni terapeuta, ni psicólogo. Pero ser chamán no se decide por haber nacido en la selva o por un título: es una energía que alguna gente tiene sin saberlo.
“Inquisición”
De vuelta a su residencia en Madrid, donde tiene una centro terapéutico y un restaurante, Varela dudó. Tardó casi un año en atreverse a preparar ayahuasca para alguien, hasta que se lo propuso a su compañero de trabajo, un psicólogo:
— Me dijo que había sentido angustia, pero que había sido una auténtica experiencia existencial, el mayor milagro en su vida. Así que decidimos explorar los beneficios de la ayahuasca en la terapia psicológica, desmarcándonos de su uso ritual indígena.
El éxito fue rotundo: su pequeña clínica madrileña se llenó de gente agradecida, de nuevos pacientes, y de médicos, psicólogos y psiquiatras que querían conocer la planta mágica.
Pero no iba a resultar tan fácil. Varela dice que en España la ayahuasca no está prohibida, sí perseguida. Él mismo es testigo: en 2008 fue detenido mientras organizaba una sesión en un chalé de Las Rozas. Los vecinos llamaron a la policía alertados por el comportamiento extraño y orgiástico de gente desnuda en el jardín, y el argentino pasó 14 meses en prisión preventiva bajo una acusación de delito contra la salud pública.
Hasta que fue absuelto.
—En España ha habido más de 100 juicios por tenencia de ayahuasca. Todos han terminado igual: o archivo de la causa o absolución. Hicieron tres análisis en tres laboratorios diferentes y no encontraron ninguna sustancia que dañara la salud en las plantas.
La situación legal de la ayahuasca es incierta: la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes de Naciones Unidas afirma que la ayahuasca no está fiscalizada internacionalmente. Sin embargo, las detenciones de consumidores se producen debido a que suele contener DMT, una sustancia psicoactiva que surge tras la cocción, y que sí está perseguida por el Convenio de Sustancias Psicotrópicas de 1971.
Sin embargo, un gran movimiento formado por profesionales de las áreas sanitarias está convencido de que la ayahuasca tiene propiedades que deben ser explotadas. Organizada por la Fundación ICEERS con el patrocinio de la Unesco, la Conferencia Mundial de la Ayahuasca se celebrará este fin de semana en Ibiza. En ella participan más de 100 expertos desde distintas áreas que coinciden en que esta bebida alucinógena no debe perseguirse, sino estudiarse.
Mientras en Sudamérica ya hay muchos médicos que la utilizan para tratar adicciones, depresión o trastornos alimentarios, en Europa su uso médico empieza a romper el cascarón. El Doctor Jordi Riba, neuropsicólogo del Hospital de Sant Pau de Barcelona, ha concluido a partir de sus investigaciones que la ayahuasca no es tóxica ni adictiva: es su mal uso recreativo y el narcoturismo lo que ha acabado propiciando alarma entre la sociedad.
Expansión
Alberto Varela no participa en AYA2014, pues aunque tiene 5 hijos españoles, pesa sobre él una orden de expulsión. Tampoco ha sido invitado. Fue en la cárcel cuando el argentino se reafirmó en su misión: decidió que iba a fundar una escuela (Escuela Europea Ayahuasquera) y a profesionalizar su trabajo creando la empresa Ayahuasca Internacional.
La fama de esta bebida en Occidente se debe en buena parte a la Generación Beat y al libro The Yage Letters, escrito por William S. Burroughs y Allen Ginsberg en 1963. Sin embargo, fue a partir de 1990, con la aparición de Internet, cuando el interés creció de forma exponencial:
—La red se llenó de testimonios de gente que ha dejado las drogas duras, que ha encontrado soluciones a sus problemas con tan sólo una sesión. Hay una avalancha de personas interesadas en esta bomba de salud, recibimos unos 200 correos al día —dice Varela. Y en concreto, Cataluña es la región con más demanda.
Con sede fiscal en Madrid, Ayahuasca Internacional (Inner Mastery S.L.U) tiene asociados en Sudamérica, México y en varios países europeos, como Holanda, Alemania, Suiza, Italia, Bélgica, Francia y en Reino Unido. Varela precisa:
—Todas son legales y pagan sus impuestos, excepto en las dos últimas, donde la ayahuasca es ilegal. A los ingleses y franceses les proponemos que viajen a otro país o a la selva colombiana, donde tenemos un centro.
Aunque Varela no es titular de nada por sus problemas por la ley, es el cerebro de esta red de empresas, que combina una escuela, retiros de fin de semana (entre 150 y 400 euros por hospedaje, comida y acompañamiento profesional, la ayahuasca se regala) y viajes a la selva, que suelen contratar personas con problemas graves de salud. Ayahuasca Internacional prevé una facturación de 200.000 euros anuales, de los cuales el 80% se reinvierte en sus actividades e infraestructura.
A juicio de Varela, la ayahuasca tiene tres tipos de público, pero el aumento del interés se explica por toda la gente decepcionada con las soluciones que el sistema ofrece:
—Psicología, medicina y psiquiatría ofrecen soluciones para muchos casos, pero para la mayoría no. Toda esa gente que dice ‘es que no resuelvo nada’, ‘no mejoro’, buscan opciones más allá de la seguridad social. Después están los turistas terapéuticos, que desde siempre tienen curiosidad con las terapias alternativas, el yoga, la meditación. Estos se decepcionan un poco cuando prueban la ayahuasca ya que han gastado mucho dinero buscando lo que encuentran con una sesión. Por último están los psiconautas, los nuevos hippies, gente que necesita tomar sustancias para expandir la conciencia, ya sea para distraerse, evadirse o para ver la realidad de otra manera. Muchas veces les ahuyentamos de su uso lúdico y desisten de tomarla.
Farmacéuticas al acecho
La ayahuasca va camino de convertirse en el elixir de la autoayuda del siglo XXI: "Nos han llegado a decir que una sesión de ayahuasca equivale a decenas de sesiones de terapia. Lo importante es que la persona lo ve por sí misma: valen mucho más de lo que creen, tienen recursos internos que nunca han utilizado, que están dormidos: fuerza, talento, creatividad, motivación". El interés de la industria farmacéutica, sobre todo la relacionada con los las dolencias psíquicas y emocionales, se abalanza sobre la medicina indígena. En los años noventa un ciudadano estadounidense cultivó ayahuasca y la patentó, pero los chamanes indígenas de nueve países de Sudamérica le declararon la guerra. Algunos llegaron a viajar a Washington para que se revocara la patente y lo consiguieron.
—El interés económico es evidente. Yo vivo de esto, más de cuarenta personas lo hacemos, y estamos agradecidos. Pero no queremos enriquecernos, sino extender un uso terapéutico, mi método, por el mundo. Muchas veces financiamos a gente que no tiene dinero para una toma, hay quien no tiene ni para el billete de tren —Inner Mastery tiene una asociación en Italia dedicada a las donaciones privadas para que personas sin recursos puedan tener acceso a la ayahuasca.
Pero más allá de la investigación científica sobre sus riesgos y potencial terapéutico, serios desafíos legales, éticos y de sostenibilidad se ciernen sobre el uso cada vez más extendido de la ayahuasca. Varela es contrario a su legalización: “Es una industria a punto de explotar. Legalizarla sería ponerla en manos de las farmacéuticas, del sistema. Esta es una medicina que los chamanes han manejado siempre de una forma empírica, intuitiva. Y así debe de ser”.
Antes de que termine el año Alberto Varela publicará su segundo libro, el ABC de la Ayahuasca, donde contesta de forma concisa y breve las 99 preguntas más frecuentes sobre esta medicina holística:
—La gente debe saber si es lo suyo o no. Y si se anima a probar, tiene derecho a conocer con claridad qué va a tomar y qué efectos esperar.
—¿Qué consejos me das? —le pregunto, pues estoy a punto de ponerme en manos de uno de sus "expertos facilitadores".
—Fluye, no controles, que no es lo mismo que descontrolarse. El primerizo viene cargado de miedo, expectativas, entre otros factores que bloquean la experiencia. Debes dejarte llevar como una hojita sobre el río, como una niña inocente.
—Es difícil —digo.
—Claro que lo es. Es un acto de coraje. Si lo consigues, tu corazón se abrirá a algo nuevo y misterioso. Vas a entrar a un espacio de ti en el que nunca habías querido entrar, a tu sótano. Confía como yo lo hice.
(FUENTE: playgroundmag.net)