H.R. Giger siempre fue y seguirá siendo reconocido como “el padre de Alien”, pese a haber manifestado su creatividad y su dominio del lenguaje plástico en un centenar de trabajos superiores. Incluso dejando de lado su genialidad en la pintura y la escultura, su popularidad en la industria del cine, donde colaboró en varios proyectos, se ha visto limitada al diseño del xenomorfo.
Bien es cierto que Ridley Scott fue el único cineasta con el que Giger se sintió cómodo y satisfecho. Las relaciones entre el artista suizo y Hollywood fueron abiertamente turbulentas, nunca tuvo pelos en la lengua para transmitir su desencanto con el resultado final de sus diseños (“Species II”, 1998), sus diferencias creativas con productores o directores (“Alien 3”, 1992), la cancelación de proyectos ambiciosos (“Jodorowsky"s Dune”), la injusticia de ciertas desacreditaciones (“Alien Resurrection”, 1997), o la vergüenza de sí figurar acreditado en otras películas (“El condón asesino”, 1996).
Con “Poltergeist II: El Otro Lado” fue una de cal y otra de arena. Giger reconoció que le habría gustado mucho más trabajar en la secuela de “Alien” que en la de “Poltergeist”. En aquel entonces empezaba a vislumbrar la cara oculta de Hollywood; poco importaba el enorme éxito internacional cosechado por “Alien”, que el estilo gigeresco se pusiese de moda entre la competencia, o que hubiese ganado un Óscar por sus diseños, la Fox ni siquiera le notificó que estaban preparando la segunda parte, ni a él ni al mismísimo Ridley Scott.
Curiosamente, en paralelo a la pre-producción de “Aliens”, la Fox sí que se puso en contacto con Giger, pero para un encargo diferente. El éxito de “Poltergeist” (1982) dio paso de inmediato a una secuela que dirigiría Brian Gibson. Gibson, que ya tenía relación con Giger gracias a la desgraciadamente cancelada “The Tourist”, quiso contar con él a toda costa para inyectar a los espíritus clásicos de “Poltergeist” su genuina estética biomecánica, una mezcla cuanto menos curiosa y original (si se hubiese hecho bien).
“The Tourist”, para quienes no estén al corriente, iba a ser una película underground de Ciencia-Ficción Noir producida por Universal Pictures, anterior a la mismísima “Blade Runner”, que retrataba la invasión silenciosa de Manhattan por extraterrestres que podían mimetizar el aspecto humano, como su protagonista alienígena, Ripley (no es broma, la iban a llamar así). Gibson contactó con Giger para recrear una especie de cantina llena de seres y tecnología biomecanoides, pero cuando el proyecto se vino abajo, sólo quedó de él una serie de fantásticos concepts, más un guion por el que se interesó Ridley Scott, aunque lo terminara rechazando para volcarse en “Blade Runner”. Quien sabe, puede que con suerte repesque este concepto desechado para diseñar la ciudad de los Ingenieros en las próximas secuelas de “Prometheus”, sería como poco un bonito homenaje póstumo al artista.
Volviendo a “Poltergeist II”, Giger fue enviándole a Gibson desde Zurich una serie de ilustraciones, demasiado brillantes para tratarse de Concept Art, que detallaban criaturas y escenas del guion. “The Worm”, “The Vortex”, “The Primitive Creature” o “The Great Beast”, fueron algunos de los cuadros a aerógrafo que Giger realizó para “Poltergeist II”, y que al margen de la película, inspiraron a músicos como Schahram para componer temas oscuros como el que acompaña al vídeo anexo a este texto, perteneciente al disco “inthecentre”. La recreación de dichos diseños por parte de los especialistas en FX estuvo muy lejos de la visión de Giger, que acudió demasiado tarde a Los Ángeles para intentar arreglarlo, y no le quedó otra que dar el visto bueno con resignación.
La falta de experiencia de Gibson en este género, más los malentendidos y los problemas de comunicación entre la asistenta de Giger y el equipo técnico, arruinaron el enorme potencial terrorífico que prometía “Poltergeist II”, siendo aun así una muy digna secuela. Fue un caso curioso, cuasi surrealista, en 1986 se estrenaron dos películas de la Fox, “Aliens” y “Poltergeist II”, pero el nombre de H.R. Giger solo aparecía en los créditos que menos se esperaba. Al menos siempre nos quedarán sus cuadros para soñar con la Poltergeist que pudo ser y no fue.
Por Rubén Pajarón.
(FUENTE: aullidos.com)
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