Miles de niños togoleses, que hasta ahora se criaban en conventos para aprender los rituales del vudú, podrán escolarizarse después de que los sacerdotes se hayan comprometido a limitar las prácticas de iniciación a este culto.
"Llegué al convento a los tres años y salí a los nueve", relata a Efe Alougba Soadjédé, una joven que ya ha superado la mayoría de edad.
En Togo, muchos niños son enviados por sus padres o familiares a conventos para ser iniciados en el vudú, culto mayoritario en este pequeño país de África Occidental, origen, entre otros, de los esclavos que exportaron esta religión al continente americano.
En la cuna del vudú, es usual que los menores pasen entre cuatro y cinco años aprendiendo los rituales de este culto animista, lo que hasta ahora ha privado a muchos de una formación escolar. "Según me contaron, me puse enferma de repente y los oráculos dijeron que tenía que ser confinada a un convento vudú", relata Alougba, quien lamenta no haber podido ir al colegio.
Esta joven es uno de tantos niños que han crecido recluidos en santuarios durante su infancia y han perdido la oportunidad de escolarizarse.
Ahora, los niños togoleses podrán esquivar este destino: los líderes tradicionales y religiosos del país africano se han comprometido a luchar contra las prácticas sociales y culturales que, como en este caso, pueden ser perjudiciales para los menores.
El compromiso surge de una campaña impulsada por las autoridades togolesas, en colaboración con el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF), para concienciar a los líderes tradicionales vudú sobre la gravedad de privar a los niños de formación.
Decididos a prohibir o, al menos, suavizar estas prácticas, los sacerdotes celebraron el pasado 20 de febrero en Notsé, unos cien kilómetros al norte de Lomé, una ceremonia para preguntar a los oráculos.
Los maestros vudú pidieron permiso a sus dioses para liberar a los niños de los santuarios de culto y cambiar las normas de la iniciación de los menores.
Tras la consulta, los sacerdotes realizaron los sacrificios exigidos por los dioses y espíritus de los antepasados en un santuario vudú.
Ahora, los niños son libres de abandonar los conventos durante el año y volver durante las vacaciones escolares, en el caso de que aspiren a aprender los secretos de esta religión ancestral, originada en el golfo de Guinea hace miles de años y expandida por los esclavos africanos de esta zona en la diáspora.
"No queremos que los niños pasen su infancia en los conventos. Por ello, nos comprometemos a reducir a un mes el internamiento y las ceremonias de iniciación de los niños se realizarán durante los días de fiesta", explicó a Efe Hounongan Kokou Messan Atchinou Sotore, presidente de la Federación de Cultos de Vudú de Togo.
"A partir de ahora, nuestros hijos irán a la escuela", destacó Togbui Agokoli IV, presidente del Consejo Nacional de Líderes Tradicionales de Togo, al subrayar que la iniciativa representa "un gran paso".
"Su lugar está en las clases, no en el convento", reconoció el jefe tradicional.
Sowanou Komlan, de 8 años, acaba de abandonar uno de esos recintos de iniciación para comenzar la escuela primaria gracias a este compromiso.
"Estoy muy contento de ir a la escuela para aprender a leer y escribir", confiesa el pequeño.
La religión vudú es practicada por el 52 por ciento de la población de Togo, lo que supone más de seis millones de personas, según los datos oficiales.
(FUENTE: larazon.es)
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