Se suman testigos que aseguran que camino al cementerio de La Merced espantan.
A principios de esta semana, a medianoche, el galope de un caballo fantasmagórico dejó estupefactos a dos hombres que caminaban por calle Gemes rumbo al matadero municipal, que se encuentra en la zona.
“Nos asustamos, porque sentimos que el animal se nos venía encima. Le abrimos paso tirándonos a la orilla para no ser embestidos, pero no vimos nada ni a nadie, a pesar del fuerte ruido a cascos de un animal que iba a galope tendido sobre la calle de ripio. Hasta dejó una polvareda camino al cementerio mientras lanzaba un relincho estremecedor”, dijeron.
Las víctimas del “susto” son trabajadores del campo, acostumbrados a las caminatas nocturnas y a no temerle a la oscuridad y mucho menos hacer caso a las habladurías de aparecidos y cosas por el estilo.
Sin embargo, tras esta experiencia, dijeron que lo pensarán más de una vez antes de aventurarse a caminar de noche hacia el matadero, lugar donde dicen que en el pasado hubo varias muertes y suicidios. “La próxima vez yo me voy en remís, ni mamao hago de nuevo ese camino de noche. Mire, no vale la pena ahorrarse unas monedas si a uno lo van a andar espantando fuleramente, señor”, contó uno de los asustados, mayor de edad, cristiano y padre de familia.
A principios de este año, Luis, un vecino del pueblo, contó que una noche se topó con una mujer delgada, alta, bien derechita y medio morocha. En esa oportunidad, recordó que aunque su rostro estaba cubierto por un velo, se podía apreciar que tenía rasgos parecidos a la de una mula y de cuyos ojos emanaba una tristeza que daba terror.
Consultados al respecto, varios lugareños dijeron haber vivido experiencias similares y bautizaron al supuesto fantasma como la “Mulánima del camino al cementerio”. Aseguran que se trataría de doña María, una mujer que murió a fines del siglo XIX en la centenaria “Casona de los Pilares”, ubicada en la esquina norte de la ruta 68 (avenida Hipólito Yrigoyen) y el viejo camino a San Agustín (actual calle San Martín).
En la casona habría sucedido un horrible crimen pasional donde un gaucho del lugar aniquiló con feroces puñaladas a su mujer culpándola de tener relación con el entonces presbítero de Sumalao. Desde entonces, y cada tanto, una mujer con cara de mula se les aparece a los parroquianos en el camino del cementerio, en inmediaciones de donde funciona el matadero municipal donde dicen que el gaucho habría arrojado el cuerpo.
Otra aparición
Otra de las experiencias paranormales de las que se conoció este año tuvo como protagonista a Antonio P. En esta ocasión, el hombre se dirigía en automóvil hacia el matadero pasada la medianoche, cuando de golpe vio que en medio del camino estaba un gaucho. Al aproximarse le llamó la atención la altura del cristiano. “Medía como dos metros y tenía un atuendo cuidado, sombrero alón oscuro, el más grande que vi. Cuando cruzamos miradas esbozó una sonrisa casi tétrica, como la de un muerto de frío y para colmo ni se movió del camino. Lo tuve que esquivar. Orillé cerca del alambrado y aceleré fierro a fondo”, relató Antonio.
El hombre recordó, además, que luego de sortear al gaucho miró por el espejo retrovisor y ya no estaba. Solo sombras de árboles y la huella del camino se veía. Admitió que de inmediato se largó a rezar como nunca antes lo había hecho, pidiendo protección del más allá.
“Esa noche la luna estaba muy clara e iluminaba el campo. Miré para todos lados, pero nada del hombre grandote. Me quedó grabado el temor que me causó esa aparición. Es como si me hubiese dicho con su mirada: "te estaba esperando'”, manifestó el hombre, quien aún padece secuelas de aquel espanto.
(FUENTE: eltribuno.info)
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