Ese producto de belleza ancestral ha ido perdiendo fuerza con el paso del tiempo. Ellas ya no piden dibujos recargados
No se puede imaginar una boda en Marruecos sin el ritual de la henna que, por mucho que haya sufrido una especie de "relook" o reinvención en los últimos tiempos, sigue siendo una tradición que resiste al paso del tiempo.
Wafae, que ejerce de "negafa" (oficio que consiste en vestir y maquillar a la novia) desde hace 11 años, recuerda que antiguamente la boda se celebraba durante dos días, y el primero estaba reservado a la llamada "noche de la henna" en el que la novia, acompañada con las amigas, familiares y vecinas solteras iban juntas al hamam (baño tradicional de vapor) para dedicar después la tarde al ritual del tatuaje.
En ese día, la novia se empapaba con la henna en las manos enteras por encima de la muñeca y los pies hasta el tobillo, mientras llevaba un caftán verde y se rodeaba de un decorado que debe tener el mismo color para estar en consonancia con el color de la henna.
El recipiente donde se ponía la henna era celosamente guardado por la madre de la novia o alguna familiar de toda confianza, pues es bien sabido que hay quien quiere echarle mano para desviar esa henna con propósitos de brujería (tan frecuentemente asociados con la fertilidad, para propiciarla o frenarla).
(Fuente: eluniversal.com.mx)
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