Durante décadas, los astrónomos han analizado las consecuencias que los asteroides que pasan cerca de la Tierra pueden tener sobre ésta. Una nueva investigación realizada por Richard Binzel, profesor de Ciencias Planetarias del MIT, examina el lado opuesto de la cuestión: la Tierra ejerce una influencia considerable sobre esos asteroides, y lo hace a una distancia mucho más grande de lo que se pensaba anteriormente.
El hallazgo ayuda a contestar una difícil pregunta con décadas de antigüedad, la de cuál es la procedencia de la mayoría de los meteoritos que caen en ella, y también abre las puertas a un nuevo campo de estudio, la sismología asteroidal.
Analizando mediciones telescópicas de asteroides cercanos a la Tierra (NEAs, por sus siglas en inglés), es decir asteroides que pasan a menos de 50 millones de kilómetros de la Tierra, Binzel ha determinado que si un NEA circula a una distancia de la Tierra que sea menor a aproximadamente una cuarta parte de la existente entre la Tierra y la Luna, puede experimentar una “sacudida sísmica” lo bastante fuerte como para provocar que aflore a la superficie un material “fresco” llamado regolito.
Características espectrales
Las características espectrales específicas de estos asteroides raramente vistos coinciden con las del 80 por ciento de todos los meteoritos que caen a la Tierra, según los resultados del nuevo estudio. Estas “huellas dactilares” espectrales constituyen el modo en que esos objetos reflejan diferentes longitudes de onda de la luz.
En las conclusiones de la investigación se indica que la atracción gravitacional de la Tierra y las fuerzas de marea pueden crear estos temblores sísmicos.
Al teorizar sobre la causa de las superficies frescas de algunos NEAS, Binzel y sus colegas han tratado de solucionar un rompecabezas con décadas de antigüedad acerca de por qué estos asteroides frescos no son vistos en el cinturón principal de asteroides, que está entre Marte y Júpiter.
Encuentros cercanos
Ellos consideran que esto se debe a que las superficies frescas son resultado de un encuentro cercano con la Tierra, que obviamente no sería el caso de un objeto en el cinturón principal de asteroides.
Sólo los pocos objetos que se han aventurado recientemente en el vecindario más cercano de la Tierra, hasta una distancia orbital inferior a la de la Luna, y han experimentado una sacudida sísmica que ha hecho aflorar al exterior material “fresco” coinciden en características con los meteoritos caídos recientemente que se han analizado en laboratorio.
(FUENTE: lajornadamorelos.com)
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