En su etapa como jugador, Diego Armando Maradona aseguró no temer "absolutamente a nadie en el mundo del fútbol", a pesar de que se encontró durante su carrera con los rivales más duros tanto en Argentina como en España e Italia, cuando visitó las camisetas de Boca Juniors, Barcelona y Nápoles. No obstante, Maradona tenía una curiosa superstición en torno a la sal, ya que creía que en caso de derramarse en él o cerca suyo, le traería mala suerte.
Su odio hacia el condimento se mantuvo prácticamente desconocida hasta que en un partido contra el Avellino, cuando jugaba en las filas del Nápoles a mediados de los años 80, el masajista del club rival se acercó al '10' y le tiró un puñado de sal encima. La broma no le salió a aquel hombre como esperaba y fue finalmente despachado por miembros del conjunto Partinopei. Sin embargo, el propio Maradona recordó aquel suceso antes del Mundial 2010. Para entonces, Diego era el seleccionador argentino e infinidad de conversaciones supersticiosas le rodearon durante el torneo.
Para cada partido, Maradona salía vestido con un chándal que cambiaba por un traje gris en el descanso -una tradición presumiblemente copiada del ex-entrenador Carlos Bilardo-. Caminaba de un lado para otro para calmar los momentos tensos, que en los cuartos de final de aquel Mundial 2010 frente a Alemania le llevaron incluso a jugar con su rosario. No obstante, ni la intervención divina, ni los trajes de la suerte ni su aversión hacia la sal impidieron el fracaso de Argentina en aquel partido que acabarían perdiendo por 4-0 y que darían al poco tiempo con la dimisión de Maradona.
(FUENTE: goal.com)
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