La presencia de fantasmas en el Museo de la Casa Amarilla, primer edificio de material en Ciudad Constitución que funcionó a principios de los años 50's del siglo pasado como campamento de la empresa Talleres y Construcciones, TyCSA, Centro de Salud, oficinas de Gobierno y dormitorio de trabajadores de la Junta Local de Caminos, fue revelada por los encargados del hoy Museo de Historia Municipal, Humberto Camarillo y Guillermina Geraldo Peralta.
El tema surgió espontáneo, durante una visita al museo, cuando el empleado Humberto Camarillo se refirió a un suceso que terminó con su incredulidad. "Frente a mí, el abanico de pedestal se resbaló hasta abajo... y estaba bien apretado; lo revisé después y no había explicación. En ese instante sentí que se me paraban los pelos de la cabeza", dijo.
Por su parte, la encargada del museo, con diez años de laborar en esa institución, explicó las extrañas sensaciones que se perciben todos los días. "Hay muchas malas energías", dice, y refiere que se escuchan voces, pisadas de zapatillas de mujer o golpeteos en las paredes, se miran siluetas en el pasillo o en las salas de exposición.
"Un día la puerta de la bodega se cerró con llave. Aquí no hay viento que pueda mover las puertas. Y lo más raro fue que estaba cerrada con llave por dentro", afirma. La bodega se localiza en la Sala de Historia Natural y ahí se conservan documentos, fotografías, fósiles marinos y terrestres, objetos arqueológicos y minerales.
Camarillo, por su parte, dijo que algunas veces se oyen pasos en el pasillo o se miran siluetas que, al seguirlas para atender alguna visita, no encuentran a nadie. "Desde hace poco menos de un mes se han acentuado esas manifestaciones", afirma.
Vivamente emocionados por el relato, se advierte en sus brazos cómo se les erizan los poros. Sin embargo, la encargada, afirma, "ya no tengo miedo, como que uno se acostumbra a los ruidos. Lo raro es que son muchos los empleados que han pasado por el museo y se han ido al poco tiempo".
La entrada del empleado de la fonda La Pequeña, Guillermo Neri Arellano, confirma lo dicho por los encargados del museo. "Nosotros empezamos a trabajar a las 4:30 o 5:00 de la mañana y a esa hora seguido se miran bultos que se mueven en la sala de entrada", comenta, y agrega: "Es cierto lo que dicen (los empleados). Yo cuando veo las siluetas me niego a mirarlas. Y cada que volteo ahí está la sombra."
(FUENTE: oem.com.mx)
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