Mientras los Mavericks de Dallas festejaban su campeonato en camisetas alegóricas empapadas en champaña, podían mirarse unos a otros y reírse de aquéllas reputaciones que solían cargar. El point guard que era demasiado viejo y su suplente, demasiado bajo. El dueño bocón y arrogante. El entrenador y la estrella principal, demasiado mongos como líderes. A pesar de todos estos nombres hubo un hombre que profetizó, que ganarían el campeonato. Jason Terry.
Estaba tan seguro de eso y confiaba tanto en su equipo que en octubre se tatuó el trofeo de campeón en el bíceps derecho y prometió borrarlo si no lo ganaban. "(Miami) tenía tres jugadores, pero nosotros tenemos 14 o 15", dijo Terry. "Con esa confianza mutua, en el sistema, en los entrenadores, simplemente teníamos fe... Este equipo tiene un corazón del tamaño de Texas". Hasta el domingo, estos quince jugadores sumaban 133 temporadas sin un solo anillo de campeón. Nowitzki y Jason Kidd eran candidatos al "mejor jugador que nunca ganó el título".
Todos sabían lo que era haber sido víctimas del desdén. Terry llegó como reemplazo cuando el astro Steve Nash dejó el equipo, Barea ni siquiera fue escogido en el draft, las lesiones de Chandler asustaban a sus posibles equipos y Carlisle terminó despedido de dos equipos por no pasar de la final de conferencia. Los Mavs siempre habían sido buenos, pero nunca los mejores. Este año, concretaron once temporadas seguidas con al menos 50 victorias, un logro que sólo alcanzaron los Spurs con Tim Duncan y los Lakers con Magic Johnson. Pero éstos ganaron varios títulos en el camino al récord y Dallas sólo había alcanzado el subcampeonato de 2006.
En la primera ronda de playoffs, desperdiciaron una ventaja de 23 puntos y perdieron el cuarto partido contra Portland, pero desde entonces lograron remontadas importantes en cada una de las rondas siguientes, incluidos tres encuentros de la serie final. Nowitzki fue clave en esos cuartos períodos, a veces de manera espectacular: una güira de zurda en el segundo partido de la final, con el dedo medio lesionado; diez puntos y cinco rebotes en el cuarto parcial del cuarto partido pese a una fiebre alta.
Ahora se suma a Duncan y Kobe Bryant como los únicos jugadores activos que han ganado el premio al Jugador Más Valioso en la temporada regular y en una final. "El año en que ganó el premio (2007) ni siquiera se compara con lo que hizo este año en la postemporada", dijo Terry. "Estoy feliz de ser parte de esto".
(FUENTE: elnuevodia.com)
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