La ceremonia del sábado tiene varias connotaciones. La fundamental es rendir tributo a una cuenca que sin ella sería imposible todas las actividades económicas de Arequipa.
Son diez de la mañana y el sol arde en Carmen Alto, en la ribera del río Chili. El “paco” o chamán, Eleuterio Caclla, enciende el incienso y lo sopla en dirección a la pequeña piscina natural formada al lado del cauce.
Son más de 100 jóvenes que acompañan el ritual. La Autoridad Autónoma del Agua I Caplina Ocoña organizó por segundo año esta actividad. Es un pago al agua o Yacumama, un ritual ancestral que corresponde a la época de los incas y todavía es practicado en las zonas altoandinas del país.
Eleuterio tiene 74 años y es natural de Challhuanca, un poblado de la zona alta de Caylloma. Cuida ganado, pero también es una suerte de sanador cuando los pacientes sufren sustos. De pequeño le cayó un rayo del cielo que no lo mató, el anciano atribuye sus poderes a esas circunstancias.
El pago en el Chili apunta a revalorar la cultura ancestral que protegía a la naturaleza. No sucede ello con el río Chili, cuyas aguas están contaminadas desde 1960. El crecimiento poblacional y las malas prácticas en el agro iniciaron el problema. Los estudios de monitoreo de calidad de agua realizados el año pasado por la AAA revelan que las zonas con mayor polución se ubican entre los puentes San Isidro y Uchumayo. El primer punto tiene 16 mil coliformes fecales por cada 100 mililitros y en el tramo cercano al puente Tiabaya se identificó 16 mil coliformes fecales con bacterias que son resistentes a temperaturas de 40 grados.
Urge limpieza
El jefe de la Autoridad Autónoma del Agua, Ronald Fernández, resaltó la importancia de construir una planta de tratamiento de aguas servidas que la financiaría la minera Cerro Verde. Fuera de los cuestionamientos que existe a los convenios con Sedapar, con la descontaminación el río se recuperaría en cinco años y a sus aguas volverían los peces, camarones y plantas.
El "paco" sirve vino en un vaso ceremonial tipo kero. Reza y pide en quechua para que el agua continúe alimentando los cultivos y que no haya sequía. Esta ceremonia es común en agosto y setiembre, justo en el cambio de clima, inicio de la primavera e inicio de la vida. Toma un sorbo y lo lanza al agua.
En un momento de la ceremonia, Eleuterio pide que todos nos agarremos de las manos. Se siente la energía generada por la Yacumama.
Una hora después todo termina. Las danzas típicas de Challhuanca engalanan el evento y todos festejan. La Madre Tierra o Pachamama ha sido agasajada.
(FUENTE: larepublica.pe)
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