Carol A. Smith no vuela en una escoba, ni usa un sombrero puntiagudo de color negro o hace hechizos. Sin embargo, por las percepciones erróneas de lo que constituye una bruja - en su caso, de alguien que practica la Wicca-, fue más que suficiente para ocasionar su despido de su trabajo en la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) norteamericana.
Smith era empleada en el aeropuerto internacional de Albany en Nueva York hasta que sus compañeros de trabajo y sus supervisores se pusieron es su contra una vez que se enteraron de su religión. Su superior, María Bagnoli, incluso acusó a Smith de lanzar un hechizo en el calentador de su auto para que no funcione.
Smith, de 49 años de edad, explicó a un oficial de la TSA que ella no lanza hechizos. Su jefe, Matthew W. Lloyd, sugirió que Smith participara en una mediación con Bagnoli para que pudiera disipar cualquier mito sobre la Wicca. Smith se negó, argumentando que ella no debería tener que explicar a nadie sus creencias: "¿tendría que ir y sentarme con ella si yo fuera judía?", preguntó Smith.
A pesar de haber tenido un satisfactorio desempeño en su trabajo, y haciendo un muy buen trabajo en el descubrimiento y confiscación de armas en la máquina de rayos X del aeropuerto de Albany, Smith consideró el impasse como concluido y ha presentado una denuncia ante la Equal Employment Opportunity Commission, alegando discriminación fundadas en la religión y otros factores.
(FUENTE: allgob.com)
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