Un grupo de niñas de un colegio público de Tesalia se desmayaron, empezaron a tener comportamientos extraños y hasta decían en medio del desespero que un hombre vestido de negro las atormentaba. Un sacerdote, una docente, la Policía y una madre de familia, confirman lo ocurrido.
Dicen que vieron el duende, que era horrible, las llamaba y luego desapareció como por arte de magia. La misma escena extraña y preocupante la observaron siete estudiantes de un colegio público de Tesalia, Huila, el miércoles 23 de marzo.
Las escenas fueron de pánico, las menores de edad, todas normales, entraron en shock, se lanzaron al piso, se revolcaban desesperadas y decían que sentían presiones en el pecho y fuertes dolores de cabeza. Las clases fueron interrumpidas, las menores tranquilizadas con agua bendita, oraciones con la Biblia y la presencia del sacerdote católico, Bolívar Floriano, quien llegó hasta la institución y apartó a las niñas de las demás en busca de que el aparente fenómeno extraño no afectara a más personas.
Aunque la rectora del plantel educativo, Beatriz Santana, reportó solo tres menores de edad afectadas, el párroco del templo, precisó que fueron siete. Y destacó que es un hecho extraño al que hay que ponerle atención porque es la tercera vez que se presenta.
“No sabemos concretamente si se invocaron espíritus, yo lo que hice fue pedirle a la rectora que enviara a los estudiantes a las casas o los ingresara a los salones. No quería que observaran a sus compañeras en estado de desespero”, narra el clérigo a LA NACIÓN, que llegó hasta Tesalia a confirmar lo sucedido.
El padre Bolívar conversó con las jóvenes, oró por ellas, utilizó el agua bendita y las calmó. “Lloraban mucho, decían que no podían respirar, que observaban un muñeco negro”.
Del comportamiento de las estudiantes se rumoró bastante. La primera hipótesis que saltó a la palestra pública fue una tabla ouija que habría utilizado un estudiante tras la muerte de su hermano, lo que habría afectado a las mujeres. Otros, lo descartaron porque no se encontró nada que lo confirmara. El adolescente lo negó.
Ante esto, el sacerdote en medio de su ritual, regañó a las alumnas, les pidió cordura y disciplina porque creyó que algunas sí estaban afectadas. Otras padecían paranoia o un trauma psicológico.
“Hace como un mes me trajeron una niña que tenía un problema similar, le hicimos seguimientos espirituales. Ella está recuperada. Creo que algunas de las niñas pueden estar afectadas, pero otras tienen paranoia”, aclara el cura, quien destaca que existen fuerzas oscuras que en ocasiones buscan perturbar a los estudiantes.
Lo cierto, es que la menor de edad de la que habla el sacerdote es Andrea (nombre cambiado), 14 años, la más hermosa del salón.
La chica padece desde hace dos años la presencia de un espíritu que la perturba, confirma Inés Garcés, la madre, al hablar con este periódico.
“Ella es una niña hermosa, muy buena estudiante, dice que es como un duende que la llama, que la atormenta y que la hace rechazar cosas de Dios, a comienzos de año nos tocaba estar casi todos los días cuidándola hasta que me volví incrédula y me hice la seria con este niña y estas otras que se tocan el pecho y decían: ‘auxilio, no puedo respirar, no sé qué me pasa’”, dijo una maestra quien pidió omitiéramos su identidad.
Inés Garcés, habla de su hija porque conoce que la perturba un espíritu desde muy niña. De las demás compañeras, no tiene idea por qué imitan su comportamiento.
“Desde muy pequeña le daban desmayos pero los médicos no le encontraban nada, nunca supe por qué eran. Cuando le dan esos ataques arranca a correr y casi nadie puede alcanzarla. Toca cerrarle la puerta con candado. Desarrolla unas fuerzas extrañas porque hasta seis hombres intentan agarrarla y casi no pueden”, dice la humilde madre al agregar que cuando pasa la crisis su hija se pone débil y no se acuerda de nada.
“Mi hija me dice que ve una persona vestida de negro que le dice ‘venga, venga que usted me pertenece’. Cuando presenta esos hechos, no le podemos mostrar un crucifijo, se jala el cabello, grita. A veces le dura una hora, hora y media”.
Y añade que en ocasiones habla con una voz que no es de ella. “Decía ‘me pertenece, esta niña me pertenece’. La voz era gruesa, muy fea, parecía la de un hombre”.
Doña Inés está refugiada en Dios. Pastores cristianos, sacerdotes católicos y en grupos de oración la apoyan.
El mayor, Luis Elbert Tolosa Castañeda, Comandante del Quinto Distrito de Policía de La Plata, manifestó “que se recibió la información de unas menores de edad que se habían desmayado en una institución educativa y al parecer se hablaba de una tabla ouija. Los policías se entrevistaron con el sacerdote, las llevaron a donde él, se habló con la rectora quien se reunió con los padres de familia y la situación fue solucionada. Hay unas niñas que han sufrido unos desmayos, pero no fue nada grave. No alcanzaron a ser llevadas a centros de salud, como se rumoró”, dijo.
Por ahora, la situación en la institución educativa está normal, las clases retornaron y las alumnas no han vuelto a registrar comportamientos extraños. Aún no está definido qué es lo que realmente saca de casillas a las estudiantes y las entra en desespero.
(FUENTE: lanacion.com.co)
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