La meditación Zen, una antiquísima práctica oriental, podría disminuir la sensibilidad al dolor al reforzar y hacer más densas ciertas áreas del cerebro, concluyó un estudio realizado en Canadá.
Los investigadores de la Universidad de Montreal compararon la corteza cerebral de personas que meditaban y que no lo hacían, y observaron diferencias en las regiones del cerebro que regulan el dolor.
"A través del entrenamiento, los meditadores Zen vuelven más densas ciertas áreas de su corteza y esto parece generar una menor sensibilidad al dolor", dijo Joshua A. Grant, el autor principal.
Aunque hay múltiples técnicas para meditar, en esencia esta práctica implica enfocar la atención en un objeto que puede ser externo (como la punta de un sahumerio prendido) o en un pensamiento o imagen mental. Algunas personas también repiten un mantra, es decir una palabra o frase generalmente en el antiguo idioma sánscrito. Esta disciplina se practica desde hace milenios en muchos países de Oriente y continúa siendo una parte esencial de ciertas religiones, como el budismo.
UN CEREBRO MÁS GRUESO
Para constatar el efecto de esta práctica sobre el dolor físico, los investigadores tomaron como voluntarios a meditadores experimentados y a personas que nunca habían meditado ni practicado yoga. Ninguno experimentaba dolor crónico o patologías neurológicas o psicológicas.
Grant y su equipo -que publicaron los resultados en Emotion, la revista de la Asociación Psicológica Americana- aplicaron un objeto caliente en las pantorrillas de los participantes y midieron cómo respondían sus cerebros, usando un equipo de resonancia magnética funcional. La respuesta registrada en las regiones centrales del cerebro que regulan las emociones y el dolor fueron muy distintas en uno y otro grupo.
A su vez, constataron que estas zonas eran mucho más gruesas y densas en los voluntarios que llevaban años meditando.
"La dolorosa postura asociada a la meditación Zen podría hacer que las corteza cerebral se vuelva más gruesa y esto baje la sensibilidad al dolor", explicó Grant. El especialista agregó que las meditación podría ayudar a manejar el dolor, a prevenir la reducción de la materia gris que acontece con la edad y, potencialmente, a tratar o prevenir cualquier problema que afecte a la materia gris, como un accidente cerebrovascular.
(FUENTE: www.neomundo.com.ar)
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