"Hay algo en el aire de Jerusalén. La ciudad está saturada de santidad y repleta de significado. Por todas partes hay huellas del presente divino", dice Pesach Lichtenberg. "La mayoría de personas no lo soporta, pero algunos se sienten fuertemente impresionados por sus sentimientos y traspasan la frontera".
Lichtenberg vive una y otra vez cómo los visitantes de la ciudad santa pierden la razón, al menos temporalmente. El director del departamento psiquiátrico del hospital Herzog describe este estado como "el síndrome Jerusalén".
Se trata de un trastorno psíquico relacionado con alucinaciones o fantasías liberadoras, explica el psiquiatra. Los científicos están de acuerdo en que la mayoría de personas que padece el síndrome sufría ya otros desajustes psíquicos. Y sin embargo, Lichtenberg ha visto también casos de turistas aparentemente normales que, de pronto, se tienen por personajes bíblicos.
"Los afectados se vuelven cada vez más nerviosos y por ejemplo se visten de forma extraña. Finalmente, comienzan a pregonar la palabra de Dios. Y ya no es posible tranquilizarlos. Entonces, me los traen aquí", cuenta el especialista.
Incluso un capítulo de la serie de televisión "Los Simpson", que se emitió en Estados Unidos puntualmente para la "pessaj" (pascua judía), aborda el síndrome. La familia Simpson emprende un bíblico viaje a Israel, donde Homer cae víctima de las alucinaciones y cree ser el Mesias.
En torno a 20 personas enferman anualmente con el síndrome de Jerusalén, calcula Lichtenberg. Sin embargo, no está diagnosticado oficialmente. Y muchos afectados sólo tienen que abandonar la ciudad santa para curarse, dice el médico.
En 1969, el australiano Denis Michael Rohan prendió fuego a la mezquita de Al Aksa en la explanada de las mezquitas (Haram el Sharif). Su objetivo era conseguir el regreso de Jesús. Según Lichtenberg, el creciente fundamentalismo religioso favorece la aparición del síndrome. Y la gente está dispuesta a realizar actos peligrosos a cambio de la promesa de salvación.
En vísperas de la Pascua, el equipo del psiquiatra tiene la alarma máxima. Muchos visitarán el viacrucis (camino de la cruz) de Vía Dolorosa, en la ciudad vieja de Jerusalén. Un lugar donde no pocos se vieron sorprendidos por el síndrome, señala Lichtenberg. Sin embargo, eso no debería espantar a la gente: "Jerusalén está llena de cosas bellas. Y la mayoría de turistas van y vienen de forma normal".
(FUENTE: DPA)