La enfermedad de Chávez ha dado para muchas especulaciones y ha permitido que se tejan leyendas que se arraigan en el imaginario del venezolano.
Muchos atribuyen el cáncer que padece a un mal impuesto por sus adversarios, mediante ritos de santería y otras prácticas esotéricas que son comunes en muchas regiones de Venezuela.
También afirman que en Cuba el presidente está buscando su curación, no por los adelantas médicos que se han logrado en la isla, sino por ser cuna de sabios babalaos, sacerdotes expertos en sistemas de adivinación en los que estaría puesta su esperanza de vida.
Conjeturas van y vienen sobre la salud de quien está en el poder desde hace 12 años y en campaña por la reelección para mantenerse seis años más como el comandante de la Revolución del Siglo XXI, que ha venido construyendo en Venezuela pese a una férrea oposición.
Las condiciones clínicas del mandatario que son un secreto de Estado, alimentan ese imaginario con miles de voces a favor de su recuperación y de otros que no le auguran buenos resultados en el tratamiento que sigue en La Habana.
La disputa, pues, se ha trasladado al campo de la santería, un ámbito de la religiosidad que tiene en el venezolano un terreno abonado y en el que invierte parte de sus ingresos anuales, en procura de mejorar la suerte en el amor y el juego, obtener dinero, alejarse de la enfermedad o simplemente cobrarle una vieja cuenta a un enemigo.
En San Antonio del Táchira hay una industria floreciente que depende de ese mundo esotérico y espiritista que se hace de manera soterrada y paralela a la religión, que también produce buenos dividendos.
En la localidad fronteriza 50 productores formales que generan 1.000 empleos directos y 300 familias en talleres satélites, están dedicadas a producir el 90 por ciento de las imágenes en yeso que se distribuyen en Venezuela y las Antillas para los altares de iglesias, capillas privadas y los lugares dedicados al rito y la santería.
Las imágenes que más se venden son Rosa Mística, Virgen del Carmen, Divino Niño, José Gregorio Hernández y las Tres Potencias (María Lionza, Negro Felipe, Indio Guaicaipuro).
En la actualidad cobra especial importancia la ‘Cohorte Revolucionaria’ integrada por Francisco de Miranda, el general Eleazar López Contreras (fundador de la Guardia Nacional), Simón Bolívar, Fidel Castro, Ernesto ‘Che’ Guevara y Hugo Chávez.
Esas imágenes de 13 centímetros de alto por siete de ancho tienen gran demanda, según los productores de San Antonio.
Aseguran que vienen a comprarlas expresamente santeros que le están haciendo trabajos (de brujería, claro está) al Jefe de Estado para tumbarlo del poder.
Con un objetivo muy distinto, militares, gobernantes, militantes chavistas y seguidores furibundos piden por la pronta recuperación y un nuevo triunfo en las elecciones presidenciales del 7 de octubre.
Dicen que en esa cohorte revolucionaria, cuyos integrantes (exceptuando a Fidel y Chávez) están muertos, al presidente venezolano siempre lo ubican a la izquierda, para que no queden dudas de su posición ideológica y política.
Manifiestan que esa tendencia se puede apreciar en que ordenó poner a la izquierda del Escudo Nacional el caballo y girar a la izquierda las manecillas del reloj atrasando 30 minutos el horario del país, entre otras actuaciones del mandatario.
También, que Chávez es un santero, que frecuenta las montañas de Sorte (en el municipio de Chivacoa, estado Yaracuy, a 270 kilómetros de Caracas).
Los artesanos dicen que clientes dedicados a la santería aseguran haberlo visto en culto espiritista a la reina madre María Lionza, sentado en un trono, con el torso desnudo, luciendo grandes y vistosos collares y en procesiones de riegos, baños, esencias y despojos.
Encuentran signos de esa tendencia en que cambió la celebración del Día de la Raza (12 de octubre) por el Día de la Resistencia Indígena, y en que quiere cambiarle el nombre a Mérida por Murachí (caudillo de las Sierras Nevadas).
Encuentran en los billetes símbolos de santería como estrellas de cinco puntas, donde están impresas imágenes de las tres potencias, todo atribuido a la tendencia espiritual del presidente Hugo Chávez.
Creen, por ejemplo, que en el billete de 20 bolívares fuertes la imagen de la heroína de la independencia, María Luisa Cáceres de Arismendi se asemeja a la de María Lionza. En los billetes de 10 bolívares está el Indio Guaicaipuro y en los de 5 el Negro Felipe, todos en pie en el pináculo, como símbolo de poder del que nunca se va a bajar.
Hay otras leyendas contadas por quienes tienen como tarea fabricar imágenes de yeso en la frontera, que trasladan la salud del presidente y el destino de Venezuela a lugares de culto en Cuba, en donde ocupa un lugar preeminente la ‘Cohorte Africana’.
Siete babalaos que representan a las siete potencias de esa cohorte disponen al centro de un gran círculo de caracoles la fotografía de Chávez luciendo la banda presidencial, quienes tras todo un rito sacrifican un elefante, que cae muerto cual pesado es sobre la foto, para que nadie pueda moverlo del poder.
La cohorte africana que también tiene demanda en San Antonio, incluso por cubanos que están en Venezuela vinculados a las distintas misiones del Gobierno, toman nombres del santoral católico para diferentes representaciones místicas.
El Santo Niño de Atocha, es Elegua; Santa Bárbara, Shangó; Virgen de las Mercedes, Obatalá; Virgen de Regla, Yemayá; Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, Oshun; San Francisco de Asis, Orula u Orunmila, y San Juan Bautista, Olofín u Olofi.
(FUENTE: laopinion.com.co)
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