El ruido es lo de menos en las estruendosas e interminables tracas de petardos con que los chinos siguen celebrando el año nuevo lunar porque a la contaminación acústica se ha sumado la ambiental. En estas dos semanas de fiesta, se han disparado millones de petardos y fuegos artificiales que han provocado una espesa nube de humo que se ha unido a la ya de por sí insostenible polución.
Según han reconocido las autoridades chinas, obligadas a perfeccionar sus mediciones de la polución por la presión popular en internet, la víspera del año nuevo lunar (22 de enero) se alcanzaron unos niveles 100 veces superiores a lo permitido para la salud en Pekín.
En concreto, se registraron 1.593 miligramos por metro cúbico de partículas tóxicas inferiores a 2,5 micrómetros, que equivalen a la millonésima parte de un metro y cuyo ancho es 30 veces más pequeño que el cabello de una persona. Aunque dichas sustancias son las más peligrosas para el organismo humano, antes no eran recogidas por el Ayuntamiento de Pekín, que se centraba sólo en las menores de 10 micrómetros.
Sin embargo, la oficina medioambiental de la capital se ha visto obligada a tomarlas en cuenta debido al reciente revuelo causado en las redes sociales chinas por las mediciones de las partículas PM 2.5 efectuadas por la Embajada de EE.UU. en Pekín. Así, la legación alertaba de que los índices de contaminación suponían un riesgo para la salud mientras el Ayuntamiento insistía en que eran ligeros.
Además, los petardos y fuegos artificiales han dejado 183,7 toneladas de basura en las calles sólo en la capital china. Durante los últimos meses, se ha agravado el problema de la contaminación en el gigante asiático, cuya costa está cubierta por una neblina que impide ver el sol debido al humo de las fábricas, las calderas de carbón y los escapes de los vehículos.
(FUENTE: abc.es)
No hay comentarios:
Publicar un comentario