Ellos, según las primeras versiones de las autoridades, murieron el domingo tras participar de un ritual en el que habrían bebido yagé, una bebida indígena que se extrae de una planta y que según expertos está compuesto por alcaloides.
El hecho, sin antecedentes en el área metropolitana de Bucaramanga se presentó en una finca ubicada en la vereda San Isidro a dos horas del casco urbano del municipio de Piedecuesta donde habían planeado celebrar una supuesta misa de sanación y milagros.
Los asistentes al ritual, 150 personas en total entre niños, adolescentes mujeres y hombres, debían llegar hasta Piedecuesta y luego tomar un ramal metros delante del sector conocido como ‘Curos’.
De allí tenían que transitar en vehículo durante 30 minutos por una carretera destapada hasta un puente colgante. Luego les tocaba caminar 40 minutos para llegar a un sector conocido como ‘la casa de la montaña’.
“Llegamos a la finca a las 9:00 de la mañana y había gente cantando alabanzas. Nos dijeron que descansáramos 30 minutos. Nos atendieron los ‘discípulos’ del supuesto maestro o chamán”, relató una de las personas que participó en la reunión.
Hasta allí todo parecía normal. La naturaleza, el silencio y las alabanzas llenaban de tranquilidad a los asistentes a dicha ceremonia. No obstante hacía las 2:00 de la tarde empezó el ritual que terminó tragedia, caos y desespero.
“Había un hombre vestido de chamán. A cada uno de los asistentes nos dieron una cosa que parecía como una melaza amarga y un vaso con agua, por esa pócima cada uno de los asistentes pagamos $20 mil”, relató un testigo.
Según las autoridades lo que les habrían suministrado a los asistentes es yagé, una planta de las selvas amazónicas utilizada por chamanes e indígenas para hacer supuestas regresiones espirituales.
Caos, gritos y muerte
Dos minutos después de que los asistentes bebieron la pócima, la mayoría de las personas entraron en trance y empezaron a experimentar los síntomas propios del yagé.
“A cada uno nos dieron una bolsa porque la reacción era vómito y diarrea. Luego me quedé dormido y cuando me desperté había gente gritando mucho, como desesperada, algunas personas parecían como locas”, dijo un testigo.
Aún no había oscurecido y el temor y los efectos del yagé se tomaron por completo a un joven de 16 años que había ido al ritual acompañado por sus padres.
“Fui al baño y vi que mi papá estaba arrodillado, con la cabeza por fuera del baño, estaba frío como muerto. Me dijeron que lo dejara ahí, que estaba en un trance, pero yo lo arrastré como pude y busqué ayuda”, recordó el joven.
Mientras recobraban la conciencia varias personas armaron dos camillas pues otro de los asistentes también parecía como muerto y no respondía a ningún estímulo.
“Primero los bajamos hasta una fogata que estaba como a una hora de camino y luego los montamos en un carro hasta una clínica. Allí nos llevó uno de los ‘discípulos’ del chamán que luego se fue sin decir nada”, recordó el adolescente.
Pese a que fueron trasladados al centro médico a los pocos minutos de su ingreso los médicos informaron a sus familiares la muerte de Aldemar Mendoza Pabón, de 37 años y José Alberto Renoga Cáceres, de 29.
Agentes de la Unidad Móvil de Laboratorio de Criminalística del Cuerpo Técnico de Investigación, CTI, de la Fiscalía, realizaron la inspección a los cadáveres los cuales luego fueron llevados a la morgue.
Pese a que los médicos y el CTI certificaron la muerte de los dos hombres, sus familiares se agolparon en las puertas de Medicina Legal a la espera de que sus seres queridos despertaran pues creían que ellos podrían estar en trance.
“Estamos esperando a que traigan un chamán para que nos digan si ellos están muertos o van a volver en sí”, dijo uno de los familiares de las víctimas cuyos cuerpos permanecían al cierre de esta edición en la morgue.
Bajo investigación
Tras la muerte de estas dos personas una comisión de la Policía Judicial se desplazó al sitio donde según las autoridades desde hace año y medio se vienen realizando este tipo de ceremonias.
Tras la inspección a la finca, enclavada en las montañas de la vereda San Isidro, en Piedecuesta, la Policía no encontró al chamán o ‘maestro’ quien sería el presunto responsable de organizar dicha ceremonia.
En la finca aún se encontraban 30 personas que habían participado del ritual y que no habían regresado porque no tenían transporte para hacerlo. Estas personas fueron trasladadas a la Unidad de Reacción Inmediata, URI, de la Fiscalía, para entreguen su versión de lo ocurrido.
Dentro de la investigación que adelantan las autoridades se conoció que de las 150 personas que se reunieron en la finca para el ritual había 40 procedentes del municipio de San Alberto, en el sur del Cesar, y que cada uno había pagado $50 mil.
Dicha reunión había sido convocada desde la página de Internet con la que cuenta el ‘maestro’ y desde donde además ofrece servicios de cadena de oración, jornadas de sanación, servicios médicos y droguería, servicio sicológicos y hasta cuidado de animales.
Por ahora el paradero del ‘maestro’ es un misterio. Ayer el CTI de la Fiscalía estuvo en las oficinas que esta persona tiene en Piedecuesta y en Provenza pero no fue hallado. Así mismo esta redacción se comunicó en repetidas oportunidades a los números telefónicos que aparecen en la página web de la fundación del llamado ‘maestro’ pero nunca respondieron.
Basados en la información que apenas el CTI y la Policía vienen adelantado las autoridades analizan la posibilidad de solicitar orden de captura contra el llamado ‘maestro’ por el delito de homicidio.
Habla el obispo
El obispo Alfredo Vesga Díaz, quien es el encargado de la iglesia Guadalupana en Bucaramanga, y quien según las autoridades llevó a cabo la eucaristía, se manifestó al respecto. “Yo simplemente voy como invitado y me encargo de la misa, ya en la parte del Yagé, eso lo manejan es las personas que organizan el evento, ellos verán cómo hacen sus cosas. Es más, el domingo hice la eucaristía y me vine apenas terminó pues tenía otra aquí en Bucaramanga. Respeto las creencias de los indígenas en cuanto al Yagé pero eso no lo hago yo, siempre he dicho que ese tipo de rituales deben hacerse bajo las normas autorizadas y que sólo lo hagan con personas mayores de edad. Que las personas que digan que la Iglesia Guadalupana está involucrada en esto, que primero investiguen”, dijo.
Las víctimas
José Alberto Renoga Cáceres, de 29 era policía activo con seis años de carrera y estaba adscrito a la Metropolitana de Cúcuta. La víctima estaba de vacaciones en Bucaramanga y hoy debía presentarse a trabajar.
Aldemar Mendoza Pabón, de 37 años, trabajaba como mecánico y según la Policía era una de las 40 personas que habían llegado al ritual procedente del municipio de San Alberto, sur del Cesar.
(FUENTE: vanguardia.com)
No hay comentarios:
Publicar un comentario