El Museo Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco se encuentra ubicado en la Ciudad de Buenos Aires, en Suipacha 1422 del barrio de Retiro. Su colección está basada en objetos artísticos y decorativos provenientes de Sudamérica desde el período de dominación colonial hasta la era independiente.
Inició su actividad durante la década de 1910, en la mansión donde Isaac Fernández Blanco residía con su familia. Fue el primer museo privado de la Argentina, con un patrimonio formado por la colección privada que Fernández Blanco había conformado durante varias décadas. El patrimonio comenzó a ampliarse con donaciones de varias familias de la aristocracia porteña que querían ubicar sus objetos familiares de gran valor en un lugar prestigioso.
En septiembre de 1921 Isaac Fernández Blanco se mudó con su familia a otro lugar, convirtiendo su mansión en un museo permanente. En 1922 dona el museo a la Municipalidad de la Ciudad, siendo inaugurado el 25 de mayo de ese año como museo municipal. Sin embargo Fernández Blanco continuó, hasta su muerte en 1928, comprando y donando objetos para acrecentar el patrimonio del museo. En 1947 la colección fue mudada al Palacio Noel, sumándose a la colección del Museo Colonial que existía en el edificio y a la colección de un disuelto museo municipal.
En 1963 el patrimonio del museo fue aumentado gracias a la donación de 750 piezas por parte de Celina González Garaño. A estas obras de arte colonial americano se le sumó otra gran donación por parte de su cuñada que donó su colección de arte jesuítico-guaraní, parte de ella en 1972 y el resto tras su muerte en 1989.
Este museo se asegura que estaría encantado. En el siglo XVII, en ese solar funcionaba una compañía importadora de esclavos. Hoy, aquellas víctimas serían almas en pena que aparecen por el Palacio Noel, donde funciona desde 1937 el Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco.
Siempre pasaron cosas raras en esa cuadra y, más aún, en la hermosa y escalofriante propiedad. Los testigos no son las malas lenguas, sino figuras de la política y la cultura mundial. En 1928, el entonces presidente de Estados Unidos Herbert Hoover fue alojado en la residencia y declaró haber escuchado lamentos durante la noche. Los miembros de su comitiva juraron haber visto una figura que paseaba cerca del aljibe. Corrían los años ’40 cuando el poeta Oliverio Girondo y su esposa, Norah Lange, que vivían en la casa de al lado, contaban anécdotas de presencias extrañas. Cuando iba Manuel Mujica Lainez, nunca quería quedarse solo. En enero de 1989, el Ballet Hispania de Graciela Ríos Sáiz ensayaba en el patio cuando apareció una figura femenina que de pronto se desvaneció. Muchos aseguran haber hablado con un fantasma que se describe como una joven de 17 años muerta de tuberculosis que vivió en el lugar cuando el terreno pertenecía a la parroquia del Socorro, a inicios del siglo XIX. Escalofrío de por medio, su existencia consta en actas. Se cree que en el museo habitan los espíritus de quienes fueron dueños de los objetos expuestos y se cuentan diversas historias, pero las autoridades prefieren enfocarse en la calidad de sus muestras, que también es innegable.
Durante enero y febrero se puede visitar la colección permanente, que cuenta con platería de Potosí, figuras jesuíticas y arte decorativo peruano entre otras maravillas que brindan un panorama de los ámbitos culturales sudamericanos. Los visitantes pueden disfrutar, además, de los amplios jardines. Si se animan,...
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