Cuando la familia Bernal compró su casa de Canoga Park, California, hace 19 años, desconocían que un trágico asesinato tuvo lugar en la casa solo 13 años antes.
En 1988, la estrella infantil Judith Barsi, de 10 años, recibió un disparo en la cabeza de su padre, Jozsef Barsi, en una furia tras una borrachera. Luego le disparó a su esposa antes de dispararse a sí mismo.
“Cuando nos mudamos por primera vez, no sabíamos nada sobre la casa”, dijo Gaby Bernal, quien duerme en la misma habitación donde Judith fue asesinada.
La familia, ahora, aseguran sentir una presencia oscura en la casa desde que se mudaron, y según ellos, están ocurriendo cosas extrañas. ¿Ejemplos?La puerta del garaje se abre y se cierra sola; dentro de la casa hay lugares muy fríos y otros menos fríos, indistintamente.
Ahora apelan por una restauración, a ver si el espíritu se marcha.
“Realmente queríamos asegurarnos de devolverles la casa a estos propietarios. Esta familia ha pasado por mucho ”, dijo uno de los reparadores.
Los propietarios de la casa dicen que han notado “un cambio de energía” desde el momento en que regresaron a su hogar.
“Sentí mala energía aquí, y ahora se ha disipado”, dice Gaby, una de las integrantes de la familia.
“La energía negativa que sentimos en la casa ya se fue. No más tristeza, no más llanto. Esta es una de las mejores cosas que ha sucedido en mi vida ”, agrega Francisco, el padre.
Pero, ¿realmente puede un espíritu perturbar una casa? ¿existen estos “fantasmas”?
Hay quien afirma que sí, que hay personas que se resisten a marcharse de este mundo y persisten en mantenerse en la tierra, pues no se acostumbran a marcharse. Lo que es peor: se aferran a lo que tienen. Una casa, un cuarto dentro de una casa, un juguete, un auto, una oficina.
Abilio Estévez, un cubano que vivió durante años en un apartamento “embrujado” dice que hizo de todo para que el espíritu se fuera, pero el que terminó permutando fue él.
Abilio vivió del 87 al 93 en esa casa embrujada, y dice que entre las cosas que recuerda es el movimiento de la cama, una luz que se encendía o apagaba en el baño, y sonidos de calderos desde la cocina.
“Lo de la luz del baño no lo reparó ni un electricista que contraté. ¡Y mira que cambié focos!”.
“Tras cinco años no resistí, y permuté. Del Vedado a Centro Habana, y no le dije nada a la gente con la que permuté.”
(FUENTE: cubanosporelmundo.com)
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