Casi todo el mundo cree que el 13, por eso de la mala suerte, es uno de los números que nadie quiere tener entre su preciado décimo de Lotería de Navidad. Sin embargo, los participantes parecen tentar al azar creyendo, quizás, que este tradicional juego puede invertir algo tan arraigado como la superstición. De hecho, según las casa de loterías, casi siempre es uno de los primeros números en agotarse.
Puede que el ciudadano común tampoco confíe en los décimos que contienen entre su numeración el 36-39, por el simbolismo implícito con la fecha de la Guerra Civil española. Pero existe una asociación, la Fundación Francisco Franco, presidida por la hija del dictador, que vende en su página web los décimos de Lotería de Navidad 98.736 y 97.039. «Terminaciones 36-39 en honor a la Cruzada de Liberación. ¡No te quedes sin ella!», anuncian.
Sin duda, en esto de la fortuna, los gustos son algo muy particular. «Muy aleatorios», asegura Carmen (nombre ficticio), encargada de un receptor mixto —espacio de destinado a la venta de Lotería en el interior de un recinto dedicado a otra actividad económica, por ejemplo, un bar— en un local madrileño. «La gente suele pedir fechas de acontecimientos importantes del año, como la boda de los Reyes actuales o la de cuando España ganó el Mundial», comenta a ABC. En cambio, reniegan de cifras repetidas: «No gustan los décimos en los que los números se repiten mucho, un 77774 por ejemplo. Prefieren que termine en 13, 5 o 7, los impares en general».
También los hay indecisos, que buscan consejo en la persona que vende la Lotería de Navidad, como si por estar detrás del mostrador tuviesen el poder de vaticinar cuál es la mejor opción para que les toque el premio. Entre las muchas virtudes de Carmen, no está sin embargo la de vidente, por eso cuando le ceden la responsabilidad de elegir, ella sabiamente la lega en la tecnología, para que el azar sea azar, algo si cabe todavía más aleatorio: «Que sea el ordenador el que decida», asegura.
El erotismo de la fortuna
Pero... ¿todos los impares? Lola Mira, empleada de la administración «El romerito», en Bailén, cuenta que los clientes suelen rechazar los números «bajitos», «porque empezar con cero echa para atrás». También reniegan de décimos que comienzan con el 1, porque a pesar de ser impar, está demasiado cerca del cero.
Los seguidores de los cotizados impares también se dejan seducir por el número más morboso: «El 69 es de los que más gusta, porque es el más erótico», admite Mira entre risas.
La suerte es también cuestión de preferencias.... y edades. «A la gente joven le da más igual el número y sí se atreve a pedir los más raros, pero la gente mayor es más tradicional y quiere uno bonito. Entonces les preguntas: "¿Qué es bonito para ti?" Y te dicen simplemente que que no se repitan mucho los números, que no sean bajos...», cuenta a ABC desde Jaén.
Lola Mira, con más bagaje a sus espaldas que Carmen, que lleva tan solo «cuatro o cinco años» vendiendo Lotería, recuerda con una mezcla de alegría y pena el día en que dieron El Gordo. «Me acuerdo que era el 72246 porque yo tengo muy buena memoria para los números. Me dijo un chico: "Dame un décimo" y le di ese, pero le pareció feo y no se fue convencido. Ya en la calle debió pensárselo mejor y volvió para cambiarlo y llevarse otro. Él también se acuerda aún, claro, estuvo con depresión y todo luego... Lo pasó muy mal porque tuvo el premio en sus manos, y decidió cambiarlo». A partir de entonces recomienda quedarse con la primera opción, sabio consejo.
(FUENTE: abc.es)
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