Si existiese la posibilidad de que estallase una epidemia zombie, ¿qué harías? Aunque esta pregunta parezca una broma, los científicos se lo han tomado bastante en serio a la hora de modelizar un brote de este tipo. Tras analizar numerosas técnicas estadísticas, los investigadores han conseguido llegar a un modelo "realista" de cómo una epidemia zombie se extendería por un país como Estados Unidos. Y los resultados están en ligero desacuerdo con lo que nos suelen enseñar en las películas. ¿Hacia dónde huirías si te encontrases envuelto o envuelta en mitad de una vorágine zombie? La ciencia habla por sí sola: hacia las montañas.
Corre hacia a las montañas
El modelo emplea las últimas técnologías de computación existentes con varias técnicas y aprovechando otros modelos epidemiológicos típicos de enfermedades víricas. Para ello, los investigadores han empleado una población enorme (300 millones) para simular la naturaleza estocástica de la enfermedad ficticia. Teniendo en cuenta las interacciones que pueden ocurrir entre zombies y humanos no infectados, así como la posibilidad de resistencia, el modelo presenta una imagen bastante realista de lo que ocurriría en el caso de una verdadera epidemia zombie. Esta realidad, como decíamos, difiere un poco de lo que solemos ver en las películas y series como Walking Dead. En ellas, cuando aparece una epidemia zombie, todas las poblaciones se ven afectadas por igual y en breve tenemos un mundo rodeado por infectados con pequeños "parches" de supervivientes.
Sin embargo, el modelo muestra que la expansión de la enfermedad sería muy rápida en las ciudades y zonas de alta densidad, pero mucho más lenta en los pueblos más deshabitados. Por ejemplo, ciudades como Nueva York podrían caer en un solo día mientras que las afueras de esta ciudad podrían ser infectadas en más de un mes. El tiempo y la incidencia de la enfermedad va creciendo a medida que la población es menor, como es lógico, y los factores ambientales influyen rebajando la posibilidad de infección. Por tanto, la opción más adecuada es desplazarse a zonas menos habitadas y con más accidentes geográficos, es decir, las montañas. Estos son, según el modelo más realista de epidemia zombie hasta la fecha, los lugares más seguros.
La utilidad de una epidemia zombie
La pregunta que muchos tendrán en la mente, a estas alturas, es: ¿para qué quiere un científico saber como se expandiría una epidemia zombie? No, no es por que exista la posibilidad de una real. Los zombies, sencillamente, no existen. Pero las enfermedades y los virus sí. La epidemiología estudia, entre otras cosas, la capacidad de propagarse de una enfermedad. Y para ello, el modelo de la epidemia zombie es fenomenal ya que representa casi a la perfección las características de propagación de una enfermedad real. Además, es más divertido trabajar con él. En el fondo, esta simulación es una representación de un modelo químico con varias interacciones entre sí y diversos estados. Por ejemplo, las maneras de interactuar entre sí (mordeduras, muertes de los zombies, infecciones "accidentales") son analizadas como si de un proceso radiactivo se tratase, decayendo con el tiempo y la distancia, grosso modo.
A esto se le añaden varios aspectos estadísticos de interacción social y se adereza con algunos detalles más para que el modelo se adapte a una posible realidad. Lo más curioso es que una supuesta epidemia zombie encaja bastante bien con uno de los modelos más empleados actualmente para analizar enfermedades reales: el SIR. Este modelo, modificado para que su acción no sea lineal, es la base tras la epidemia zombie de laboratorio. En definitiva, puede que parezca una frivolidad, pero en realidad, usar una epidemia zombie para estudiar como evolucionan enfermedades de todo tipo en esta sociedad puede resultar muy útil. Y divertido. Porque no nos olvidemos que los científicos también tienen su parte graciosa, por muy serio que sea su trabajo. Además, probablemente serían los primeros en caer ante una epidemia zombie. O puede que no.
(FUENTE: hipertextual.com)