Una exposición integrada por incensarios prehispánicos rescata la milenaria tradición de invocar y conjurar a los dioses con humos aromáticos, una ofrenda que aún hoy practican algunas comunidades urbanas e indígenas de México.
"Los sahumadores de cerámica eran usados para conjurar a los seres sobrenaturales con el fin de obtener sus favores, santificar los escenarios rituales, purificar a las personas e incluso hacer pronósticos", explicó el director del proyecto Templo Mayor, el arqueólogo Leonardo López Luján, en rueda de prensa en Ciudad de México.
En estos recipientes, bautizados en lengua náhuatl como "manos de fuego", se depositaban carbones incandescentes sobre los que se espolvoreaba una resina vegetal denominada copal, para producir humo aromático y así halagar a las divinidades, principalmente al dios de la lluvia y de la guerra.
"A lo largo de los milenios se han utilizado los mismo objetos y las mismas plantas y eso documenta que es una tradición milenaria que sigue practicándose en el México actual", explicó López Luján.
Apuntó que el copal es producido y consumido por los indígenas nahuas del sureño estado de Guerrero durante las ceremonias de principios de la temporada de lluvias y los incensarios se siguen utilizando también en las ciudades para santificar los hogares.
La muestra, compuesta por un total de 72 piezas arqueológicas, incluye 31 sahumadores hallados en junio de 2009 a los pies del lugar que ocupó la pirámide principal del Templo Mayor de Tenochtitlan, el emblemático epicentro del poder mexica.
Según el director del proyecto, estos instrumentos eran utilizados por todos los miembros de la sociedad, tanto mujeres como niños, adultos, nobles y hasta el mismísimo soberano, sin embargo, eran los sacerdotes quienes los empleaban durante los rituales y ceremonias.
El descubrimiento de estas piezas se produjo a 6.90 metros bajo tierra, cuando varios arqueólogos vieron el borde de un objeto circular de cerámica anaranjada que escondía tras de sí un conjunto ceremonial que data de la época de Moctezuma I (1440-1469).
"Estamos en tierra santa, es un sitio sagrado en el que no solo estaba el Templo Mayor, sino que había otros 78 edificios más y hemos encontrado decenas de ofrendas y miles de objetos en las excavaciones", explicó el arqueólogo.
Sin embargo, los sahumadores se hallaron rotos en cientos de fragmentos al permanecer enterrados durante siglos y ante las presiones ejercidas por los edificios que se erigieron durante la época colonial en esa parte del centro histórico de México, indicó la conservadora Laura Suárez.
"Los objetos tienen una huella de uso, de vida y una historia, por eso al restaurarlos tenemos que conservar el material y su historicidad, pero dejando las marcas y huellas de uso y el desgaste que van teniendo", precisó.
Organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, la exposición denominada "Humo aromático para los dioses: una ofrenda de sahumadores al pie del Templo Mayor de Tenochtilan" también pretende mostrar lo que supone una excavación arqueológica.
"No solo participaron arqueólogos, sino también conservadores, restauradores, biólogos o químicos, pues se trata de un proyecto multidisciplinar", comentó López Luján.
La muestra, que permanecerá abierta hasta agosto, permitirá al público, según el arqueólogo, disfrutar de una experiencia sensorial completa, porque combinará aromas, sonidos, elementos para tocar y referencias visuales conformadas por las piezas y las fotografías del hallazgo.
(FUENTE: feeds.univision.com)
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