Constantemente aparecen en los diarios y medio de prensa, noticias acerca de colegiales que han sido “posesos” por supuestas entidades espirituales, tras “jugar a la ouija”; cuadros espeluznantes que impactan a la teleaudiencia y generan temor al verse, días después, otros casos idénticos en diferentes lugares e incluso países, como si existiese una “epidemia” ocasionada por el “demonio”,… y es realmente lamentable ver que los medios de prensa, en dichos casos, prefieren apelar al morbo, al amarillismo e incluso a la distorsión de la verdad, para alegría y satisfacción de ciertos credos religiosos en busca de figuración, e incluso de no pocos estafadores.
Esta actitud de los medios de prensa no solo no ayudan a resolver el problema, sino que sumergen en la ignorancia total al común de la gente, al no dar el más mínimo espacio a lo que la ciencia y la investigación paranormal seria han logrado descubrir, acerca de los procesos que originan estas supuestas posesiones.
Develando el mito de las “pseudo-posesiones”
Las posesiones por parte de entidades demoníacas o espirituales verdaderas, sólo representan menos del 0.01% de los casos presentados de posesión que se reportan todos los años: el resto, casi la totalidad, quedan enmarcados en la categoría de situaciones que yo denomino “pseudo-posesiones”, las cuales no tiene para nada ninguna motivación de índole paranormal, espiritual ó diabólica, sino más bien deben su origen, en procesos psicológicos poco conocidos, pero bien definidos y que ahora hago llegar al amigo lector.
Este es uno de los raros casos en los cuales, la psiquiatría y la parapsicología se han puesto de acuerdo con respecto a un tema: considerar que la explicación de las supuestas posesiones espirituales y demoníacas sufridas por algunas personas tras realizar, correctamente o no, una sesión de ouija, no tienen absolutamente nada que ver con respecto a la intervención de fuerzas demoníacas o espirituales desatadas en contra de la supuesta “víctima”, sino que SON ORIGINADAS POR SUS PROPIAS MENTES..
Un análisis totalmente imparcial y realizado por métodos de análisis científicos y psicológicos nos ha dado finalmente el esclarecimiento de este “fenómeno”, el cual se origina por una condición psicológica claramente definida, logrando con éxito el tratamiento de estas denominadas “pseudo-posesiones”, y que no pasan de ser más que una condición mental originada por la psiquis del individuo.
¿Cuándo se manifiestan las pseudo -posesiones?
Dichas pseudo-posesiones se manifiestan con frecuencia en: estados de trance, regresiones, contactos marianos, prácticas mágico-rituales diversas, y prácticas de transcomunicación espiritual (el uso de la ouija entre ellos) Se presenta cuando una persona o grupo de personas cree encontrarse bajo los efectos de una “posesión demoníaca” o de un “espíritu maligno”. La persona o personas afectadas reacciona así después de haber “cometido” algún pecado grave –según él-, a ojos de su credo, fe o comunidad religiosa. Es una suerte de histeria colectiva, una ilusión poderosamente alimentada por el sentimiento de culpa y la creencia de “haberse condenado al infierno”, el cual tiene su origen en una excesiva y represora educación religiosa en el centro de estudios, la familia o de su entorno.
Para la gente común es difícil entender la histeria colectiva, que es un tipo de trastorno mental, que se caracteriza por la manifestación de conflictos emocionales reprimidos, en forma de síntomas físicos (denominados reacciones de conversión; en este caso, basados en el tema religioso), o como una grave disociación mental, en algunos escasos casos. La histeria grupal se observa en situaciones en que un grupo humano muestra los mismos síntomas físicos sin causa orgánica que los motive, se “contagia” por así decirlo, por sugestión.
Se manifiesta con un proceso histérico: llantos, gritos, convulsiones, reacciones violentas, supuestos ataques epilépticos y total descontrol de toda función psicomotora. En algunos casos, se observa una supuesta xenoglosia, también llamada “Don de Lenguas”, por algunos credos religiosos.
La Enfermedad Psicogénica de Masas
Considerada en la psiquiatría moderna como la nueva, “versión políticamente correcta” de la histeria colectiva. Se le conoce también como, “mass sociogenic illness” o “mass psycogenic illness” en inglés, idioma en el que se acuñó el término: por eso no es de extrañarse que la mayoría de la literatura existente sobre el tema se encuentre en lengua anglosajona. Se define como la aparición de un grupo de personas que presentan una muy variada constelación de síntomas físicos, que pueden llegar incluso a indicar una patología orgánica, pero que son debidos a causas exclusivamente psicológicas.
En una explicación más amplia, esta condición se da cuando se halla una situación particular, en las que un colectivo dado (como un grupo de escolares) o bien la reunión de un grupo de sujetos, muestran o conforman un cuadro semejante al de un brote epidémico pero sin un agente lógico o visible que lo cause -o ausente por completo-, y con una expresión clínica imprecisa, que no permite un análisis médico.
Esta enfermedad psicogénica colectiva se considera como una explicación valedera con respecto a las “pseudo posesiones” cuando éstas presentan síntomas tales como: convulsiones, parálisis, vómitos, pérdida temporal del control de las funciones psicomotoras. Si bien es un trastorno generalmente colectivo, esto no descarta la posibilidad de encontrar casos individuales.
La moderna psiquiatría ha descubierto también que estos “brotes” se dan, en un 60% de los casos, en centros escolares y con una proyección estadística que llega a un promedio de 1 por cada 1,000 colegios al año; aunque también se han dado casos en ambientes laborales y pequeños centros poblados.
Muchos alarmistas podrían considerar esta estadística como una demostración de que estamos frente a una suerte de “pandemia”, pero es preciso recordar que la Enfermedad Psicogénica de Masas no sólo se circunscribe a la ouija u otras prácticas paranormales como detonante: es apenas una ínfima parte de las causas posibles de esta enfermedad. La Enfermedad Psicogénica de Masas cuenta con otros desencadenantes reconocidos por los especialistas tales como: campañas de vacunación escolar, sucesos de histeria religiosa, intensa presión psicológica causada por factores tan diversos como crisis políticas o financieras, el medio ambiente, y un muy amplio espectro de circunstancias.
Estos brotes se inician generalmente por un desencadenante o “estresor”. Dicho “estresor” puede ser un hecho puntual, (en el caso que nos interesa, practicar la oui-ja), o bien puede ser la existencia de un malestar social prevalente o cualquier otro tipo de situación insatisfactoria en el grupo que genere y de pié a la diseminación de rumores. Si el desencadenante es puntual, suele ser más fácil identificarlo, pero no pasa esto cuando existe de una presión crónica que afecta a un colectivo: como en el caso de la intervención de religiosos o de los medios de comunicación.
Otras características identificadas en estas epidemias psicógenas masivas son: inexistencia de una causa biológica o física, afectados predominantemente de sexo femenino, predominio del trastorno entre adolescentes y preadolescentes, rápida difusión de la “enfermedad”: ¡incluso por medio de la vista! (aparición de “casos que han visto los casos”), presencia de afectados que presentan hiperventilación, síncopes, estrés físico y psicológico y, finalmente, la inexistencia de la Enfermedad psicogénica entre individuos pertenecientes al grupo “expuesto”.
Para muchos estas tres explicaciones esgrimidas por la ciencia oficial y por la no reconocida aún, pueden parecer idénticas; personalmente yo estoy convencido de eso en más de un 85%, pero -por lo menos en esta edición de este libro-, me veo obligado a plantearlas por separado debido a dos motivos: el primero es que, mientras la psicología no reconozca los métodos e investigaciones de la parapsicología, seguirán viéndose ambos tipos de especialistas más como enemigos que como aliados, por lo que, y a pesar de plantear soluciones casi idénticas al problema (y terapias efectivas), expongo estas soluciones para el problema de las pseudo-posesiones de manera separada, para dejar constancia que en este aspecto, al menos existe un afán común de acabar con esta creciente pandemia de sugestión mental. El segundo motivo es por una pugna existente entre los académicos actuales: los psicólogos y psiquiatras están divididos en dos bandos; unos propugnan mantener utilizando el término histeria de conversión para identificar lo que antes era conocido como “histeria colectiva” (término desfasado por la Asociación Psíquica Americana en 1994), mientras que otros, principalmente en Estados Unidos y Europa, defienden el concepto de Enfermedad Psicogénica de Masas; dado que, aún no hay un consenso en esto, en esta edición de mi trabajo, el lector las verá planteadas ambas.
Tratamiento recomendado para las “pseudo-posesiones”
Tanto la Parapsicología como la psiquiatría consideran que el tratamiento psicológico es la opción más adecuada para tratar casos graves de esta condición psiquiátrica. La metodología más adecuada para encarar estas circunstancias -y solamente por parte de un especialista-, son las siguientes:
a).- Detectar, comunicar e intervenir rápidamente para esclarecer lo antes posible la situación, y poder plantearla efectivamente a los profesionales, familiares de los afectados, población y medios de comunicación.
b).- La separación inmediata de los individuos afectados o expuestos (es decir, evitar el contacto visual y la comunicación entre ellos).
c).- Explicación clara y rotunda al grupo afectado de la naturaleza psicógenica del suceso, de la inocuidad de los síntomas y la exclusión de causas tóxicas o de otros tipos (en el momento que se tengan indicios claros de lo que se trata).
d).- Psicoterapia individual y luego grupal.
FUENTE: “EL libro de la ouija,… lo que nunca se ha dicho”, por Reynaldo Silva salas (2009), disponible en Ebook: