(foto: la cueva de Zugarramurdi)
"Mouchos, coruxas, sapos e bruxas; demos, trasgos e diaños; espritos das nevoadas veigas" ("...mochuelos, culebras, sapos y brujas; demonios trasgos y diablos, espíritus de nevadas vegas,,..."), así comienza el tradicional conjuro gallego ante el pote que sobre la lumbre quema el oruxo ("conjuro"), de la "Queimada".
Pero esta unión de Galicia a la brujería y a la afirmación de que en tierras gallegas hay brujas, recordemos que "meigas, haberlas haylas" (meigas: magas, brujas), ha quedado superada, al menos turísticamente, por la iniciativa de Navarra de explotar la riqueza de su magia negra.
El Gobierno Foral ha puesto en marcha un recorrido turístico por 16 poblaciones para que los visitantes busquen y se acerquen, sin miedo, a los parajes en los que se asentaron, y quién sabe si aún lo hacen, las brujas más conocidas de España.
La idea no es nueva, pues el atractivo que tiene para el ser humano lo oculto, sobre todo la acción de las brujas y su unión con la magia negra y con el demonio, así como la aparición de seres espectrales, los fantasmas, ya han sido explotadas con éxito debido a su morbo.
En Gran Bretaña, en la década de los 80 y 90 del siglo pasado, se ofrecía alojamiento en castillos con fantasmas, y lo cierto es que las reservas aumentaron notablemente.
Actualmente, en algunos Paradores de Turismo de España se está dando el mismo fenómeno.
De estas apariciones espectrales y fenómenos desconocidos a la española, que les pregunten a los trabajadores del Parador de Plasencia (Cáceres), o de cierta habitación del de Cardona (Barcelona).
Pero no es de fantasmas de lo que queremos hablar, sino de la iniciativa navarra para este verano con la que se pretende potenciar un valor misterioso que, si bien existe en toda España, se dio con especial fuerza en esa Comunidad allá por los siglos XVI y XVII.
Hablar de brujería en España es hablar de Zugarramurdi, y de esta cueva donde se reunían gentes de toda condición social para adorar al demonio en forma de macho cabrío. Por eso, es allí, al lado de la formación rocosa, donde está el lugar de celebración del "akelarre".
Esta palabra del euskera, que proviene de "aker" -macho cabrío- y "larre" -campo o prado-, referida al lugar donde se reúnen las "sorginak" -brujas-, ha traspasado las fronteras navarras para ser adoptada por el castellano y por extensión por todos los idiomas cuando se refieren a este tipo de reuniones.
Zugarramurdi es el punto de partida del nuevo turismo que propone Navarra, un lugar mágico situado en la ruta denominada "Frontera, superstición y brujería", y que se puede considerar la base de este proyecto turístico.
Los días 7 y 8 de noviembre de 1610 se inició el proceso contra 12 hombres y 19 mujeres, acusados de mantener en aquel lugar reuniones con el diablo. Tan sólo 12 acusados sobrevivieron al citado proceso, ya que seis fueron quemados en la hoguera y trece fallecieron por enfermedad y tortura en los calabozos inquisitoriales.
La idea del Gobierno de Navarra es dar a conocer muchos más lugares de su comunidad que tienen que ver con las prácticas de brujos y brujas, y aunque el epicentro sea Zugarramurdi, también son interesantes y curiosos puntos como Anocíbar, Burguete o Bargota.
Tres itinerarios, tres rutas que muestran al visitante la historia de la brujería navarra que, en la mayoría de los casos, acabó con la quema, a manos de la Inquisición, de las personas a quienes se acusaba de practicar la brujería.
Desde Burguete se puede realizar el recorrido de la ruta "Las primeras persecuciones de la brujería navarra", que atraviesa las localidades de Burgui, Ochagavía, Roncesvalles y Vidángoz. Se considera que en esta zona comenzó la represión contra brujos y brujas ya que en 1525 fueron quemados en la plaza de la población donde comienza el camino cinco personas.
Otro de los itinerarios es el denominado "Brujos en tierras estellesas" que transcurre por los pueblos de Bargota y Viana, una zona próxima a la sede del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en Logroño.
"Montañas y cuevas, entre mitología y brujería" es otro de los recorridos
Pasa por Anocibar, Alli, Areso, Intza y Olague y está basado en las creencias mitológicas, en la celebración de rituales religiosos en parajes naturales y en la adoración a la diosa tierra (la "Mari"), prácticas que también motivaron persecuciones inquisitoriales.
Estamos, pues, ante una iniciativa que ofrece posibilidades de llevar a cabo un turismo diferente, temático, y que no depende de una temporada o de otra, porque las brujas siempre están donde están, y no hay problemas con el tiempo para encontrarlas, sea verano, otoño, invierno o primavera.
(FUENTE: soitu.es)
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