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domingo, 19 de julio de 2015

“Obon”, “bon-odori” y “hakamairi”: Ofrendas en de honor los difuntos que vuelven al hogar


En todos los países del mundo se honra a los espíritus de los antepasados de muy diversas maneras. En Japón se celebra durante el verano el obon, una ceremonia en la que se hacen ofrendas a los antepasados que regresan al hogar.

Aunque en cada región se celebra de forma distinta, hay puntos en común como su celebración durante cuatro días desde el día 13 de julio o de agosto, en el que se ejecuta el mukaebon,una ceremonia de bienvenida a los espíritus, hasta el día 16 en el que se realiza el okuribon, o ceremonia de partida. En este período se visitan las tumbas en las que están consagrados los ancestros, y tiene lugar el tradicional baile bon-odori en algunas regiones. Muchas empresas ofrecen varios días de agosto de descanso, las vacaciones del obon.

En el budismo esta celebración se conoce como urabon’e, y en la religión sintoísta como bon matsuri. Se dice que el origen budista de esta celebración está en las ofrendas un discípulo de Shakyamuni (Buda) realizó para ayudar a su madre que estaba sufriendo en el infierno como preta (espíritu). Esto está relacionado con el culto a los antepasados en Japón, y a partir del período Edo (1603-1868) se convirtió en una fecha tan importante para el pueblo como la celebración de Año Nuevo.

Espíritus que vuelven a casa en un pepino, y regresan a su mundo en una berenjena
El día 13, durante el mukaebon, se colocan en el jardín y en la entrada del hogar tallos de cáñamo a los que se les prende fuego para que los espíritus no se pierdan al regresar a su hogar, una práctica que se conoce como mukaebi. En los orígenes se prendía fuego a estos tallos de verdad, pero debido al aumento del número de bloques de apartamentos y a la posibilidad de que se produjesen incendios, hoy muchas familias utilizan faroles eléctricos en su lugar.

Las ofrendas a los espíritus que llegan se realizan en un altar conocido como bon-dana o shōryō-dana. La forma tradicional de realizar esta ofrenda es colocando cañas de bambú alrededor del bon-dana y tendiendo una cuerda entre ellas en la que se cuelga el alquequenje que simula el mukaebi, situando la placa del difunto (ihai) sobre el altar, junto a verduras y frutas de temporada, flores, y un pepino con cuatro patas de madera conocido como shōryōma.

Los shōryōma, son un caballo y una vaca que el espíritu utiliza para desplazarse entre el más allá y este mundo, simbolizados por un pepino y una berenjena con patas de madera. Esta decoración indica que la familia desea que los difuntos vuelvan a este mundo montados a lomos de un veloz caballo de pepino, y que regresen plácidamente al más allá en una vaca de berenjena.

El día 16 se enciende el okuribi durante el okuribon para alumbrar el camino de vuelta a nuestros antepasados. En Kioto uno de los eventos que atraen más turismo es el gozan no okuribi, en el que las llamas forman una enorme letra o dibujo en una colina. Es el okuribi más característico de esta ciudad. En otras regiones pervive la tradición de hacer navegar en el mar o en la corriente del río barcas o linternas de papel, una costumbre que es conocida como shōrōnagashi o tōrōnagashi, aunque en algunos lugares esta práctica se ha prohibido últimamente para preservar el medioambiente.

Visitando la tumba de los antepasados
Desde la antigüedad los días 14 y 15 de agosto o julio, cuando los espíritus de los antepasados están de regreso en el hogar, se convirtieron en uno de los pocos días de descanso que tenía el pueblo junto al Año Nuevo. Hoy son también muchas las personas que vuelven a su tierra durante las vacaciones del obon en verano para honrar a los antepasados visitando la tumba de su familia, limpiándola, llevando flores y encendiendo incienso frente a ella.

Bon-odori
El bon-odori es un baile para dar la bienvenida a los espítirus, consolarlos y devolverlos al más allá. Hoy se sigue bailando en verano durante el obon en los templos y en las plazas de las ciudades. En la actualidad el bon-odori va más allá de su función original, y hace las veces de festival de verano de cada región. Este baile se ejecuta alrededor de un templete sobre el que unos tambores japoneses marcan el ritmo (wa-odori), o bien recorriendo las calles de la ciudad (nagashi-odori). Entre los distintos wa-odori, el gujō-odori de la prefectura de Gifu es el más popular, y entre los nagashi-odori, sin duda destaca el awa-odori de Tokushima.

En una escuesta realizada por el sitio ORICON STYLE sobre las canciones más populares de bon-odori, el número uno es para Sōran Bushi, una canción que originalmente es de la costa del Mar del Japón en Hokkaidō y que se suele aprender en las escuelas. El dos es para la canción Tokyo Ondo, y el tercero para Doraemon Ondo, una canción que nace a partir del anime del popular gato azul del siglo XXII.

En América del Sur la palabra bon-odori es tan conocida como el sushi o el karaoke. De hecho, en una localidad suburbana de la ciudad de La Plata en Argentina cada año se reúnen más de 10.000 personas para celebrar esta fiesta. En ella hay todo lo típico, desde los tenderetes, hasta personas bailando con kimono de descendencia japonesa, española o italiana que danzan durante toda la noche
La coreografía del bon-odori es básicamente una repetición de los mismos movimientos, por lo que incluso las personas que la ven por primera vez pueden unirse al baile, y lo pasarán aún mejor si visten el yukata. De esta forma los dos hemisferios, el sur y el norte, danzan al ritmo de los tambores en la noche estival para honrar a los difuntos.

(FUENTE: nippon.com)

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