Estoy en el umbral de una tienda pequeña, pero repleta de gente a unos 2.700 metros de altura en el Himalaya indio. Estoy en el pueblo de Bemni con mi marido y dos hijos donde llevo a cabo una investigación antropológica sobre cambio social.
De la nada, aparece el perro del dueño de la tienda y empieza a ladrarle ferozmente a mi hijo de cuatro años, Finn. Es un mastín tibetano enorme, cuyo trabajo nocturno es salvaguardar a las cabras del pueblo de los leopardos.
Finn, que apenas es más alto que el perro, está aterrorizado y empieza a gritar.
Mientras intento consolar a Finn, el dueño de la tienda desaparece en el interior y regresa con una mujer muy mayor que se dirige directamente hacia Finn, portando unas cenizas en sus manos.
Los ojos de Finn se abren incluso más conforme la mujer empieza a mover las cenizas sobre su cabeza.
Canta en voz baja y sopla en su pelo. De repente me doy cuenta de qué es lo que está haciendo: piensa que el niño estaba gritando porque está poseído.
Lo que está practicando es un exorcismo para sacar al espíritu diabólico del cuerpo de mi hijo. Finn está traspuesto, y su llanto va cediendo poco a poco.
Eventualmente, el dueño de la tienda me mira y silenciosamente mueve su cabeza, sólo dice que ya ha terminado, que está todo bien.
Hay un murmullo de aprobación de parte de la multitud y nosotros continuamos con nuestro día.
Posesiones pasajeras
La posesión de los espíritus es un tema candente en Bemni.
Hay ocasiones en las que los residentes esperan ser poseídos, en bodas o pujas especialmente organizadas (ceremonias religiosas).
Entonces, el espíritu de un ancestro puede penetrar en el cuerpo de una persona, generalmente en momentos de emoción extrema. Por ejemplo, cuando una hija está siendo preparada para ser entregada en una ceremonia de matrimonio.
La persona poseída quizá llore, se sacuda de forma incontrolable, agite sus brazos alrededor, se golpee el pecho. Es parte de la cultura del pueblo y nunca produce ansiedad.
Pero se recupera rápidamente para seguir con el resto del ritual.
También se dice que hay posesión si un niño se porta mal o un adolescente tiene inusuales cambios de humor.
El padre puede llamar a un anciano o a un sacerdote hindú para que elimine al mal espíritu del cuerpo. Esta posesión puede ser de bajo nivel y permanecer durante un tiempo.
Algunos jóvenes parecen usar la posesión como excusa: "Solía trabajar duro en la escuela pero entonces… fui poseído".
Pero lo que más le preocupa a los habitantes de la comunidad es ser poseídos por un espíritu maligno, por los fantasmas que se esconden en el bosque.
Espíritus del bosque
Estos espíritus los pueden enfermar o incluso matarlos.
Una noche de invierno, hace cuatro años, Mohan Singh conoció a un fantasma de este tipo.
Estaba recogiendo madera en el bosque cuando un hombre extraño se le acercó y le preguntó: "¿Por qué está cortando ese árbol?".
Mohan contó que el cielo se volvió negro de repente, como si hubiera sido parcialmente cegado.
El hombre lo agarró por la camisa.
La palma de la mano del fantasma estaba a un lado del cuerpo de Mohan, pero las puntas de sus dedos alcanzaban hasta el otro lado.
El pelo del fantasma caía hasta su cintura y era tan grueso como el brazo de un niño. Durante el encuentro, el espíritu cambió de tamaño, de pronto medía más de dos metros y al momento tenía el tamaño de un pollo.
Mohan sintió que estaba luchando por su vida pero logró liberarse del fantasma, que se desvaneció al instante.
Regresó a casa con fiebre alta. "Fui poseído por ese espíritu", dice.
La fiebre sólo pasó después de que hubiera sacrificado una cabra en una ceremonia especial organizada por un sacerdote hindú.
Este tipo de encuentros no son inusuales. Nuestro vecino en el pueblo asegura que una vez se topó con un zorro con cabeza humana.
Otros cuentan haber visto serpientes habladoras que guardan recipientes con oro.
Mientras que el pueblo está protegido de los fantasmas por sus múltiples templos, los bosques de alrededor están llenos de peligro.
Si alguien regresa tarde de trabajar en el bosque, la gente comienza a preocuparse por si se ha encontrado con un fantasma.
Fantasmas para los ansiosos
Los lugareños dicen que los fantasmas sólo poseen a aquellos que ya están ansiosos y son vulnerables, y por eso están particularmente inquietos por su juventud.
La gente de Bemni está preocupada por su futuro.
El cambio climático y el aislamiento del pueblo hacen que sea prácticamente imposible sacar provecho de la tierra.
El desempleo es un gran problema y la gente dice sentir una "tensión" que no existía antes.
Parece que un incremento de la ansiedad moderna en el pueblo puede estar haciendo que las personas sean más susceptibles a la posesión.
Algunos jóvenes educados sólo reconocen con cautela que creen en fantasmas.
Una joven me dijo: "No creo que alguna vez vea uno, pero he visto lo que le pueden hacer a uno".
Sea cual sea la verdad, el miedo a los fantasmas es lo suficientemente real.
(FUENTE: bbc.co.uk)